1. DON EUFRASIO


    Fecha: 24/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Sentí celos pero quería probarla. Zona suburbana de ciudad media y soy la mayor de 5 hijas con una mamá empleada doméstica y un papá de changas, tengo 13 años y bastante desarrolladita para mi edad como mis hermanas dado que la contextura de nuestros padres y abuelos así lo indican. Don Eufrasio tiene lo que llamamos un almacén y con sus sesenta largos y una señora enferma e inmóvil necesita de una ayuda que con el permiso de mis padres le doy a cambio de mercadería y algunos pesos. El se encarga de su señora con una enfermera que lo ayuda a la mañana y yo de lo que puedo en la casa. Las tardes despues de clases voy ahí y pese a que son bien tranquilas hasta pasada la siesta siempre charlamos y Eufrasio me resulta simpático y muy agradable. Viene un cumpleaños de una amiga y no sé ni tengo que regalarle y el me promete una ayuda si solo queda en secreto. acepto y me gusta la idea. decime que querés llevarle- pregunta. No se; había pensado en un corte de tela pero son caros. Me acarició las manos y dijo que no pensara en ello y dijera cual quería y cuantos metros. Quedé como una reina con mi amiga y en mi interior me persigue el escozor de sus manos y su mirada brillante. Al otro día le agradezco la ayuda y no se de donde me salió abrazarlo con fuerzas y le besé la mejilla sonriendo. Se hizo un silencio de sorpresa y mirándome el me dice que las gracias las tiene que dar él. No contesté nada y solo cerré los ojos. me besó con dulzura hasta llegar a la pasión de más allá de ...
    ... los labios y empecé a sentir en mi cuerpo un ardor juvenil pero potenciado por un hombre si bien con edad de abuelo me transmitía seguridad. Basta dijo en un momento parando la besuqueada. No lo escuché y avancé sobre él tocándole la braga y como podía me hice tocar mis tetitas bien formadas para llevar su mano a mi cola según dicen lo que más les gusta a los hombres. Cerró la puerta y en la habitación contiguas la negocio (el comedor) tirándome sobre la alfombra empezó a desnudarme mientras lamía mi cuerpo hasta dejarlo a su merced. Me besó entre los muslos hasta juguetear en mi clítoris con su genial lengua y yo musité-haceme mujer mi amor. Lo escuché preguntar si estaba segura y le pedí por favor que me rompiera la concha. Entró de una y mientras gemía el se mordió los labios y me pasó la lengua por el cuello, sentí mi sangre mancharlo y le pedí que me jurara amor cosa que hizo seguido de una promesa de que me necesitaba de mujer. Acabó en la alfombra y después de limpiarme me vistió tocándome toda como certificando que era de su propiedad, abrió el negocio y reapareció en el comedor, me sentó en la falda acariciando mis tetas y besando el cuello mientras decía hembrita divina mi yegua linda con esa conchita sabrosa. Le pedí que me soltara que ya me había cogido y que ahora seguro buscaría otra para puta. Me manoseó más diciendo que si me veía con alguien me mataba. Seguimos el amorío y empezó a ensayar lo que quería descubrir y el renovó. besos de lengua cambiando la baba, ...
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