1. El Puticlub


    Fecha: 30/03/2018, Categorías: Sexo Duro Autor: zorro_en_celo, Fuente: xHamster

    Iba siempre al mismo garito donde había unas cuantas milfs y maduritas, pero ya había jodido con casi todas y creo que necesitaba una renovación de personal. Después de no encontrar ninguna guarrona con quien follar y ver que había unas cuantas golfas necesitadas de rabo y a mí no me apetecía nada ser su "boy toy" y no me gustaban, porque parecían querer babear por mí, decidí ir esa noche a tiro fijo y adentrarme en ese lupanar por el que pasaba cerca cada vez que iba a ese garito antes mencionado. Me había pasado toda la semana machacándome a tope en el gimnasio y deseaba dejar fluir toda la testosterona que había almacenado en mis gordos cojones de macho semental en celo y petar y entaponar a la primera guarra que se me pusiera a tiro, así que dicho y hecho, esa noche me preparé a tope para fornicar a una guarra depravada. Me relajé un rato en la ducha y mientras me afeitaba el pubis, para que la fulana sexy en cuestión se deleitara y cautivara comerme el rabo. Me afeité la cara más todavía y un poco el pecho, aunque nunca fui muy peludo, me "entoligué" uno de mis más sexys y concupiscentes tangas, para que, al tocarlo, se pusiera rijosa y muy libidinosa. Me "apreté" unos jeans que me marcaban a tope el rabo y que al mínimo movimiento, ella notara que estaba salido por petarla y una camisa de manga corta a juego con los vaqueros. Así como unos zapatos que fueran bien con el descarado atuendo de chulo perdonavidas que llevaba en ese concupiscente momento y como broche de ...
    ... oro, un sicalíptico y sensual perfume que me había regalado una de mis últimas conquistas después de un obsceno e impúdico coito anal. Después de darme los toques finales, me dirigí al punto-club y a pesar de que ya había avanzado un poco la noche, apenas había chicas y solo estaba el camarero bien vestido y con pajarita. Pedí un pelotazo de whisky solo con tres piedras y empecé a hablar con él. A los quince minutos, aparecieron las zorras y al haber un solo cliente me observaban con vicio, desenfreno e impudicia, pues se las veía con libidinosas e impúdicas ganas de rabo. Había tres golfas, dos sucias sudacas con pintas de guarronas manoseadas y una española con una cara de vicio libertino que quitaba el hipo y hacía que me ardiera el rabo dentro del tanga. Ella se dio cuenta de que la prefería a ella antes que a las otras dos fulanas y la hice una señal para que se acercara a mí. Empezamos por presentarnos y le comenté donde trabajaba y esas nimiedades y ligerezas. Me apuntó que se llamaba Adriana y yo Marcelo. Pronto, ella llevó la conversación a terreno sexual y advertí su mano que lascivamente acariciaba mi jeans a la altura del rabo y se me estaba poniendo duro como una piedra. Empezó a abrir los botones del jeans y comprobó y sintió que yo llevaba un sicalíptico y lúbrico tanga, y eso hizo que le brillara lujuriosa y muy concupiscentemente la mirada. Se puso salaz y rijosa y ya babeaba por meterme mano más a fondo y me llevo a un aparte para que estuviéramos más cómodos e ...
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