1. La búsqueda


    Fecha: 23/03/2024, Categorías: Jóvenes Tus Relatos Autor: MN-IS, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... chismes, y sabía muy bien cómo “quemar” a la gente. Durante los festejos que la preparatoria hacía antes de las fiestas de navidad, hubo un concurso de talentos. El público de alumnos y profesores se reunía apretujados en cada uno de los pisos de cada una de las cuatro torres que envolvían el patio central. Allí, en el patio, Danielle subió a un tapanco feo, montado como escenario y adornado con los colores de la escuela. Empezó a hacer chistes; chistes crueles sobre las costumbres: las amigas traidoras; las alumnas que hablaban felizmente de que podían negociar calificaciones por favores sexuales (¿lo hacían, finalmente?); los hombres agresores; los que que se golpeaban a lo estúpido entre sí; los que actuaban grotescamente ser homosexuales activos, solo para humillar a los otros. Los chistes no se dirigían contra nadie en particular pero todos sus compañeros salieron heridos. Y entre los heridos, estaba Moní.
    	—Hay quienes se sienten tan soberanamente divinos, tan por encima de todos los demás, que pasan por sobre nuestras cabezas, ¡hup!, como si fuéramos sus escalones. ¡Qué ganas de agachar la cabeza para que se fueran de boca al suelo! Me refiero a gente a la que se le da todo en la boca: el mundo los trata como algodón. Mueven los labios y tienen la respuesta correcta a todo. Ganan trofeos corriendo, pateando y gritando como avestruces —aquí Danielle imitaba la clase de gritillo de alegría que daba el equipo femenil cuando ganaba un partido. —¡Y un cuerpo como el suyo! ...
    ... Si yo tuviera un cuerpo así, nunca en mi vida necesitaría un destapacorchos.
    	E hizo el gesto de abrir una botella imaginaria entre los pechos.
    	Los chistes eran pésimos, pero todos rieron atronadoramente. Moní juntó todas sus fuerzas para no ruborizarse; para no reaccionar siquiera. Nadie la miró en ese momento; tampoco le dijeron nada al respecto después; casi todas las chicas hablaban de cómo se habían sentido ellas mismas con las palabras de Danielle. Sólo los hombres se ridiculizaban entre ellos. Pero Moní no tenía dudas: todos pensaban en ella. Se la imaginaban haciendo cada una de las cosas que Danielle había descrito. En el fondo, lo que más le dolía es que sólo a ella la atacó por una actitud que no tenía que ver con lo incorrecto o con lo violento, sino sencillamente por su suerte. ¡Qué culpa tenía ella de su suerte! Con todo, Moní evitaba pensar en esto, porque la hacía sentir como víctima de un ataque. ¡No! Ella quería sentir que le habían dado un primer golpe, pero que ella podría contestar.
    	Fue por eso que planeó una venganza todas las vacaciones, y fue por eso también que cuatro días después de empezado el semestre, besó a Eduardo. Cuando él retrocedió, Moní, lejos de mostrarse indignada, se disculpó.
    	—¡Ay, qué hice! Nadie debería poner a su mejor amigo en una situación así. Nunca pasó… nunca, nunca…
    	Así le decía una y otra vez, mientras intentaba retenerlo. Consiguió que Eduardo se sintiera culpable, no sólo de haberla besado, sino también de haberla ...
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