1. Lo que escondía la gestoría (primera parte)


    Fecha: 16/04/2018, Categorías: No Consentido Autor: Armonic, Fuente: CuentoRelatos

    ... ellos en círculos un lado a otro. -Joder, ¡qué par de melones tienes! -Decía burlándose, con ese lenguaje vulgar. No tardó abalanzarse y lamer los pezones, no paró de mover su lengua y de morderlos hasta que ambos estuvieron bien duros, también eran grandes y sobresalían de forma increíble. Se le veía disfrutar mientras su compañera no dejaba de llorar. Todo parecía haber acabado, pero lejos de detenerse ahí, agarró con fuerza el pantalón y aún no sé cómo, logró quitárselo con mucha agilidad dejando el sexo de aquella joven a los ojos de la cámara. -Vaya, que peludo lo tienes, ja ja ja, seguro que aún no se lo enseñaste a ningún hombre.- reía mientras pasaba sus dedos por el medio de los labios vaginales. -¿Por qué me haces esto?, déjame, no sigas.- respondía indefensa. -¡Pero si estás mojada!, no me digas que te has puesto cachonda, jajaja.- seguía burlándose. -No, no, déjame.- repitió, en vanos intentos de que se detuviera. Pero no valían de nada sus súplicas, aquello estaba premeditado y siguiendo un plan, la cogió por sus piernas y las separó todo lo que pudo, luchó con fuerza pero no pudo evitarlo, aquella compañera se inclinó sobre su parte más íntima, gritó fuerte, solo conseguía que su agresora aumentara la velocidad de la lengua sobre su clítoris, sin darle tregua. Para su desgracia su cuerpo reaccionaba de diferente forma que su mente y aunque seguramente no quería, aquella chica comenzó sollozar levemente, intentando en vano disimular. -Por favor, te lo suplico, ...
    ... no me hagas esto.- con gemidos que intentaba disimular. Fue demasiado tarde, su cuerpo empezó a agitarse moviéndose sin parar sobre la cama, mientras seguían chupándole el clítoris fuertemente sin parar, aquello fue demasiado para reprimirse y con una respiración acelerada dejó escapar sonoros gemidos de placer, los labios de su compañera mojados con sus flujos descubrían su orgasmo. -Ya sabía yo que eras una guarra.- decía con la satisfacción de lograr su objetivo y el silencio de la avergonzada compañera que seguramente ignoraba lo que se le venía encima. Ahí se acabó el vídeo, yo no dejaba de pensar porqué razón había recibido ese correo, porqué mencionaban al señor Anro y a que negocio se refería. Cuando llegó mi mujer a se quedó igual de sorprendida; para ella era un error e insistió en que mejor sería borrar el correo y no decírselo a nadie y así hice. Al día siguiente en el trabajo, todo transcurrió con normalidad, nada fuera de la rutina de costumbre. La cosa cambió pasados dos días. Lo recuerdo perfectamente, el número de correos era extrañamente elevado, desde que comenzara a trabajar nunca tuviera un volumen semejante y fui incapaz de terminar antes de la hora, con lo que no me quedó más remedio que quedarme más tiempo; llamé a casa para avisar, nadie respondió y dejé el mensaje en el contestador. No sé cuánto tiempo estuve pero Alisa no se marchó a casa hasta que salí, tenía la sensación de que me vigilaba pero no le di importancia. Al día siguiente, una pareja de ...
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