1. Él tenía 12 años, y le decían "culón".


    Fecha: 22/09/2017, Categorías: Gays Autor: obramaestra, Fuente: SexoSinTabues

    ... la boca".. La realidad era que yo no me sentía gay, no se me pasaba por la cabeza el conflicto entre la heterosexualidad y la homosexualidad. Simplemente me excitó mucho ver a Matias, por su edad, por su carisma, por esas nalgas redondas, firmes, y sus piernas "carnosas". Su cuerpo era, como se dice en México, "llenito". Ni gordito ni flaco raquítico. Tenía un cuepito que invitaba a que le dieran "mordidas" y besos por todos lados. Aguantando las ganas, porque no quería cometer un error que pagaría caro. Le dije: Yo- "La tienes parada, quieres que nos agamos una paja?... ". Le pregunté con tono de broma, pero con claras intenciones de tocarlo todo. Él- "Emmm, me da verguenza". Se había puesto colorado, y colocó sus manos sobre su pene para taparlo. Yo -"Jeje, a mi también, pero ya que estamos solos, y nadie molesta... Además la tienes parada porque tienes ganas de pajearte. Yo también la tengo parada...". Le dije dejando un espacio para que me pida que se la muestre, y más excitado que nunca. Él- "jaja! En serio?, puedo verla?... " . Me pregunto sonrojado, un poco tímido, como si fuera la primera vez que le pide a alguien que le muestre la verga. Yo- "Bueno, ven al lado mío". Le dije mientras lo invitaba a sentarse al lado mío, se acercó hacia mí, completamente desnudo, y se sentó al lado. Yo no lo pensé dos veces, me puse de pié y me bajé el short. Mi pene, de unos 17 cm, (nada de otro mundo), salió disparado hacia adelante, a centímetros de la cara de Mati. Ya la tenía ...
    ... mojara, de lo caliente que estaba. Él la miraba, en silencio, y se tocaba su pene. Le pregunté si la quería tocar, y puso cara "como de negación". Le dije, "vamos, date el gusto"... Sin pensar bien lo que le quise decir. Yo veía "como que él tenía ganas de agarrarme el pene, pero que no se animaba"... Así que me empecé a masturbar despacio, el miraba hipnotizado la cabeza de mi pene... Y como no se animaba a tocármela, decidí sentarme a su lado, le pedí que se acueste al lado mío. Con mi mano derecha me masturbaba, y con la hizquierda le agarré su pene. Ése momento fue la gloria, sentir en mi mano ese penecito me encantó. Le pregunté si le gustaba que lo masturbe, y me hizo una seña con la cara, invitándome a seguir tocándolo. En ese momento, en mi cabeza ya me sentía libre. Dejé a un lado el "miedo a que Mati le cuente a alguien", y decidí meterme ese pene en la boca. Antes, de un salto, apagué la luz de la habitación, que quedó iluminada sólo con la luz de la luna que ingresaba por la ventana. Él estaba acostado boca arriba, me coloqué entre sus piernas, y con mi cabeza a la altura de su pene. Con mi mano izquierda le recorría el cuerpo entero, sus hombros, su pecho, su abdomen. Me encantaba acariciarle el pubis, suave y lampiño. Con la mano derecha le tiraba el prepucio para abajo y arriba. Lo masturbaba despacio mientras le chupaba el glande, rosado y con un aroma a jabón exquisito. Él me miraba relajado, sin decir nada, cada tanto cerraba los ojos y hacía un "mmm, ah". Por ...
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