1. Vagabundos al Ataque


    Fecha: 20/04/2018, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... solitario todo aquello, solo había el sendero de tierra y pasto para ganado. Al dar la vuelta en una curva, alcancé a ver a la distancia una granja, con las mismas características que había recibido de referencia. Me detuve un momento para admirar el lugar, y calculé aproximadamente una media hora aún de camino. Abrí la puerta del camper, para dejar salir a mis amiguitos vagabundos y darles más comida. Saltaron de gusto al ver que había mas chorizo y jamón para ellos, pero el más grande como ya había comido bastante a la salida del supermercado, ya estaba lleno y no hizo caso a la comida, así es que me empezó a demostrar su agradecimiento brincando alrededor mío. En ese momento recordé el por qué los había rescatado, y me dije, bueno, una pajita que te haga, no te vendrá muy mal que digamos, ¿verdad amiguito? Lo llamé y se acercó a mí que ya estaba sentada en el pasto junto al camino, acariciándole la cabeza, fui pasando mi mano por el lomo, el pecho para finalmente irme hacia su vientre y por fin, alcancé su funda, y le empecé a hacer una pajita bien suavecita, mi panochita, para ese momento, ya empezaba a rezumar cremita, y él vagabundo cabrón, olió que estaba yo calientita y empujándome con sus dos patas delanteras, en el pecho, me hizo caer de espaldas, esto, me causo un poco de risa al ver la inteligencia del animal aquel, y me deje llevar por los sentimientos encontrados humano-perro. Y abrí mi blusa para lamiera mis pechos, debo aclarar que no llevaba brasiere, son ...
    ... contadas las ocasiones que lo uso, así es que rapido encontró mis tetitas y empezó a lamerme, mhnnn, que delicia, qué lengua tan rica tenía aquel perro vagabundo, serré los ojos y me dejé llevar. Pero de pronto, mientras disfrutaba las lamidas de tetas que me daba el perro, también empecé a sentir entre mis muslos otra lengua, y otra, y otra. Levanté la cabeza para ver qué pasaba, y sorpresa, los cuatro perros estaban sobre mi cuerpo, lamiéndome por donde cayera la lengua de cada uno de ellos. Me incliné un poco para levantarme la falda y dejarlos que lamieran a gusto, pero ya mi cuquita estaba empapada, así es que, de plano, me quite mi calzón, y me abandone a aquel cuarteto de perros vagabundos, Humnnn, que delicioso lamían mi cuerpo, de pronto, sentí sobre mi cabeza algo peludo, abrí los ojos, y vi con beneplácito la verga del perro más grande, me estaba lamiendo las tetas, y me estaba ofreciendo la verga para que le diera algo yo también, claro, no me hice del rogar y tomé su funda jalándola hacia atrás para que le saliera su pedazo de verga roja y brillante, salio algo así como quince centímetros, pero ya chorreando liquido con el que me estaba bañando la cara, lo tomé con delicadeza, como sé que les gusta a los perros sean tomados, y me di el atracón de la tarde con una buena mamada, él se dejaba hacer, creo ya lo había hecho en alguna ocasión con algún humano, porque se adaptaba a la perfección, yo engullía todo aquel manjar de verga en mi boca ansiosa, mhngnn, glubg, que ...