1. (1) Cuestión de bragas


    Fecha: 27/04/2018, Categorías: Lesbianas Sexualidad, Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos

    ... un minuto bailando enfrente, bebiendo una copa y lo más hermoso que alguien se podía imaginar. Y lo mejor de todo es que parecía coquetear con Lourdes. Ella tardó en reaccionar. Aquella jovencita de maquillaje caro y vestido de Zara de 190 euros no podía estar mirándola a ella, pero no había equivocación. Las miradas se entrelazaron en el aire y Ana Etxeberría se aproximó con pasos de baile y recordando a una stripper en un lap dance privado. -Me pregunto qué hace una cosita como tú sola en un lugar como este –se sentó Ana a su lado. -Pues… -No me lo digas. Tus cinco amigas se han ido a zorrear y han pasado de ti. -¿Cómo lo sabes? -Te he observado desde que has llegado. -¿A mí? -Eres un bomboncito de chocolate. Muy zorrona pero un bomboncito. -Perdona, pero es que me has dejado descolocada. -Esperabas una polla dura, ¿verdad? -Pues sí, algo así. -¿Nunca has tenido una experiencia lésbica? -No, soy hetero. -Yo soy lesbiana hasta las bragas. Me gustan tus tetas. -Gracias. -Y tu pelo trenzado está muy bien conseguido. No sé qué haces en esta zona cuando podrías encajar en el lounge VIP. ¿Te animas? -¿Cómo? No nos dejarán entrar. -A mi sí. -¿Tienes entrada VIP? -¿Lo dudas? Yo hago lo que me sale del potorro en esta discoteca. Me follo a la dueña, seis gogós son follamigas mías y con el jefe de seguridad hago y deshago. Vamos, verás cosas flipantes. -Vale, venga. -Coge tu copa. Todos los movimientos y gestos de Ana eran cada más y más sensuales y evocadores. Lourdes la siguió ...
    ... detrás e hiptonizada con su portentoso culo. Lo movía con un meneo brasileño que no dejaba indiferente a nadie del alrededor. Todos se abrían paso para deleitarse con los andares de Ana y su cuerpo gimnástico ceñido en el conjunto de noche. Subieron unas escaleras hasta el segundo piso. Aquí Ana cogió el pasillo de la derecha donde la música era menos ensordecedora. Todos y todas saludaban a Ana. A veces ella ponía el culo como saludo para que lo palmearan. Lourdes no salía de su impresión. Qué pedazo de hembra. Qué raza de chica. -Oye, ¿llevas bragas? –se giró Ana un momento. -Sí, ¿por? -Quítatelas. Donde vamos está mal visto. -Ah, vale. Así lo hizo Lourdes. Ana no se perdió ese momento. -¿Y qué hago con ellas? –preguntó con las bragas en las manos. -¿Están sucias? -Creo que sí, no sé. -Dámelas a ver –Ana las olió con satisfacción al comprobar la suciedad de ambos lados-. Me las quedo. Las colecciono. Ana se las guardó en su bolsito de Loewe de 900 euros. -¿Te gusta el olor a coño sudado? –se extrañó Lourdes. -Me gusta todo lo que sea coño –la guiñó un ojo con picardía-. Vamos, es por ahí. Cruzaron una puerta custodiada por dos gorilas y aquí empezaron las sorpresas. Lourdes se vio en una sala ambientada con todo lujo de detalle, música chillout y camareras uniformadas de una belleza indescriptible. Ana saludó a todas con un morrito en los labios. Empezaron a desfilar guaperas y bellezones que vaivenían como suspiros de amor. Las paredes parecían desprender luz. Flashes de neón ...
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