1. Hombre con deseos de mujer


    Fecha: 27/04/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Voy a contarles algo que me pasó y me sigue pasando. Soy normalmente casado, pero he experimentado algo que me ha dejado totalmente confundido. La verdad es que siempre he sentido un gusto indescriptible por las prendas femeninas, pero en un cuerpo de mujer, ahora experimento deseos incontrolables por usarlas yo. El sábado en la noche habíamos hecho el amor con mi esposa y ella quería que me pusiera un calzón de ella para ver cómo me quedaba, porque tenía un trasero de mujer y había notado que algunas veces me miraban por detrás, yo me reí y no acepté. Bueno, siempre me han dicho eso pero nunca lo había tomado como algo serio. El día domingo, me desperté en mi cama con un chuchaqui tremendo. Había tomado bastante ron la noche anterior y toda la familia se había ido a la playa. Me levanté y me puse una camiseta blanca un poco corta, sin nada debajo. Al ir al baño inconscientemente miré el espejo y me vi de espaldas, se me veia la parte inferior de las nalgas y empecé a sentir una sensación rara y deliciosa, me preocupé, me lavé y salí del baño hacia el cuarto y me acosté boca abajo pensando en lo que mi mujer me había dicho y me puse a imaginarme vestido con bata y calzón. Sinceramente experimenté una erección que me dio temor y me fui a bañar. Al salir del baño me puse la misma camiseta blanca y encima de la cama estaba la tanga blanca de seda que mi mujer había usado la noche anterior. Bueno, me dio ganas e hice la prueba, me la puse muy ceñida y me miré al espejo. Dicho y ...
    ... hecho, me quedaba bastante bien para ser un hombre. La verdad es que de espaldas parecía un rabo de mujer. Mi desgracia o tal vez mi felicidad llegó cuando llamaron a la puerta y al preguntar quien era me respondió una voz de muchacho. Me puse una toalla de la cintura para abajo y abrí. Era el limpiador de zapatos que iba todos los domingos. Este chico era de raza mulata, de unos 16 años pero alto para su edad. En ese instante tuve una idea. Quería comprobar si en verdad mi trasero era apetecido por algunos hombres como en broma me había dicho mi mujer. El muchacho entró al comedor, contiguo a la sala y le pasé todos los zapatos. Me fui al cuarto, me saqué la toalla y me acomodé la tanga. Al intentar agacharme a coger un cepillo me vi en el espejo un pedazo de calzón y me sentí como mujer, repito que estaba preocupado pero me gustaba la situación de peligro. Tomé una escoba y me puse a barrer la casa, pero yo notaba que mis movimientos eran parecidos a una mujer. Me estaba metiendo en mi nuevo papel. Al llegar al comedor, noté que el muchacho sentado desde el suelo me clavó la mirada a las nalgas y mientras limpiaba yo seguía barriendo y el continuaba mirándome de reojo por atrás. Yo hacía como que no me daba cuenta hasta que empecé a conversar y me preguntó que donde estaba la familia, le dije que volverían en la tarde y mientras conversábamos me puse a lavar unos platos sucios en el lavadero, es decir, me puse de espaldas a él y m inclinaba más de la cuenta. Yo ya estaba ...
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