1. Como buenas hermanas


    Fecha: 29/04/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Elena le traía una sorpresa a su hermana menor, Eva. Elena tenía 22 años; Eva, 18. Las dos habían salido a su madre; es decir: estaban buenísimas. Ambas tenían el pelo negro y liso, pero la mayor poseía una larga melena, mientras la pequeña lo tenía cortito y arreglado. Corporalmente eran muy parecidas: un buen par de tetas -que volvían locos a los chicos de su barrio-, largas piernas y unos culos casi perfectos. Elena medía 1,80; Eva, 1,70. La primera era más delgada (moldeada como una sílfide del Olimpo); la segunda, sin llegar a estar gorda (ni mucho menos) era más compacta y, por decirlo así, más maciza. A pesar de todo, ambas eran bastante reservadas con los chicos y la verdad es que ninguna había pasado más allá de unos besos y los inevitables magreos de los chicos que, casi en seguida, querían llevárselas a la cama. Y aquella tarde Elena le traía una sorpresa a Eva. En realidad, era también una sorpresa para ella misma, pues nunca antes había visto una película porno. Al principio pensó en no decirle nada a su hermana, pues ambas eran bastante tímidas y, en realidad, no tenían confianza para hablar de ciertos temas, pero luego pensó que sería injusto no compartir aquello con su hermana. Después de comer (no había nadie en casa) las dos se fueron a su habitación y conectaron el video. Sus camas estaban pegadas, semejando una sola, pero cada una se situó en la suya. No sabían muy bien como iban a reaccionar y las dos estaban bastante preocupadas porque no dejaban de ...
    ... pensar que era algo incómodo ver algo así con tu hermana, pero finalmente se concentraron en la película. En la primera escena, un ejecutivo llamaba a su secretaria; ésta llegaba y comenzaba a comerle la polla. Lo que las dos hermanas sintieron mientras veían como esa actriz (que estaba buenísima) se merendaba la verga de aquel tipo (que estaba buenísimo), fue, amén de gran sorpresa, una tremenda excitación. Pero la timidez era mayor que la excitación, así que las dos aguantaron un buen rato sin apenas un movimiento, con los ojos fijos en la pantalla, mientras los protagonistas follaban de una manera salvaje y él se corría en la cara de ella. Elena sintió que los pezones se le habían puesto durísimos y le costó mucho reprimir un movimiento casi involuntario de sus manos dispuestas ya para acariciarse los senos; ¿qué pensaría su hermana? Sin embargo, fue Eva quien, al comenzar la segunda escena (un trío entre dos mujeres y un hombre) no pudo resistir la tentación y, sintiendo que se estaba humedeciendo, presa de un deseo irrefrenable, desabrochó sus vaqueros ajustados y, directamente, echó mano a su coño para intentar calmarse. Comenzó a masturbarse como solía hacerlo, tumbada boca arriba con las piernas abiertas, las bragas puestas, y juntando dos dedos para frotarse arriba y abajo, con caricias cortas y rápidas justo encima del clítoris. Al verla, su hermana Elena no podía creerlo. "Eva, me sorprendes" dijo nada más comenzó su hermana a desabrocharse. "Estoy cachondísima" le ...
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