1. El amiguito de mi papi


    Fecha: 29/04/2018, Categorías: Sexo con Maduras Fetichismo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... que me viole un hombre rudo, con la voz áspera, con la ropa llena de grasa y tabaco, y si era amigo de papi mejor. Ni bien entramos a su museo de autos rotos, tendió una lona en el suelo, al tiempo que trancaba la puerta con una caja de herramientas, y luego afirmó: ¡hoy no safás calentonsita de mierda! Me alzó en sus brazos para quitarme las sandalias, mordisquearme las gambas con sus bigotes lacerando mi piel con cosquillitas, y desatarme el pelo lo más desprolijo y bruto que pudo, jurándome que si me portaba bien sería su putita preferida. Se desnudó, me quitó la remerita azul sin mangas y el corpiño para comenzar a fregar su pija sudada pero imponente en mis tetas, y pronto me convenció de que no soy una nena metiéndome tamaño instrumento en la boca para que me envicie de tanto chuparlo, lamerlo y frotarlo en mi carita ruborizada, arrodillada en un tablón manchado de aceite. Tenía la verga muy grande, mucho más que la de mis compañeritos del colegio! Jamás me había atragantado al borde de vomitar con una pija intentando traspasar mi garganta! Se la escupí, lo pajeé con verdaderas ganas de que me dé la mejor cogida del universo, lamí sus colgantes huevos peludos hasta engullirlos en mi boca, y él gimió muy encendido bajándome el shortsito. Luego me tiró con todo sobre la lona donde me re chuponeó pajeándome, me devoró las gomas cerca de lastimarlas con sus rústicas uñas y dientes, me pegó con su chota más dura cada vez en ellas y en la cara diciendo que le fascinan las ...
    ... nenas que adelante del papi se hacen las santitas y son flor de trolas. Una catarata de semen ardiente estalló en mi rostro de repente. Fue un disparo espeso, agridulce y abundante, tras el que Carlos pareció rendirse agotado. Pero al toque me puso como perrita arriba del capot de de un auto rojo muy antiguo, me olió toda mientras me apretaba y castigaba la cola con una cinta métrica porque, según él mi piel olía a pipí de gata, y me comió la conchita introduciéndole un caramelo con su lengua inteligente. Cuando la movía intrépida con un dedito presionando en la entrada de mi culo, o cuando sus labios finos atrapaban mi clítoris, o cuando succionaba cada gota de mis jugos y me los escupía con fuerza en las piernas tras degustarlos, me daban unas ganas irrefrenables de cabalgarlo todo el tiempo como una guacha salvaje! De repente se adueñó de mi voluntad y me tomó varias fotos. Me sacó la bombacha, me sentó sobre él de espaldas para darme unas furiosas contracciones cuando su enorme pedazo cabeceaba con vehemencia en mi vulva hambrienta, oliendo mi calzón con la mirada tan turbia como la guerrera ambición con la que me arañaba las piernas. Luego, aún sentada sobre él pero de frente, siguió invadiéndome de pija, saboreando mis pezones duros y pidiéndome que no pare de gemir. Enseguida decidió ponerme en cuatro sobre el suelo, y mientras me prometía que ni en pedo se pondría un forro para garcharse a una villerita como yo, lamió mi orto para clavarla allí sin previo anuncio y ...