1. Laura, la pijita


    Fecha: 24/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mi casa el jueves siguiente a consultarme unas cuestiones relacionadas con AutoCad. No resultaba algo extraño, pues Merche y otros compañeros solían venir a mi casa por ese mismo asunto, pero no dejaba de tener cierta emoción que en esta ocasión una de las visitantes fuese precisamente Laura. El jueves en cuestión preparé sandwiches, abrí algunas bolsas de aperitivos y metí refrescos en la nevera. Sabía que las dudas de Laura y Merche nos llevarían bastantes horas delante del ordenador, y habría que tomar alguna cosa para no desfallecer. Cerca de las siete hicieron acto de presencia las dos chicas. Era una tarde heladora de marzo, por lo que mis compañeras se presentaron bien forradas de ropa. Despojadas de abrigos, gorros, guantes y bufandas, me encontré ante una Laura arrebatadoramente bella (Merche no estaba mal, pero no había comparación). Sus glaciales ojos azules se mostraban aún más intensos con el frío, y se había peinado su rubia melena de un modo que resaltaba aún más su agraciado rostro. Vestía unos pantalones de pana beige que dibujaban con especial gracia la bonita forma de su trasero, y un jersey negro de canalé con el cuello alto se adaptaban minuciosamente a la grácil curva de sus redondos e izados pechos. Calzaba unas botas negras de tacón alto, configurando en su conjunto una hermosa y morbosa figura. En seguida nos dedicamos a lo nuestro. Les expliqué concienzudamente los trucos y argucias que conocía del programa para facilitar y agilizar la confección ...
    ... de los trabajos, poniendo mil y un ejemplos. A las tres horas hicimos un receso para dar cuenta del refrigerio. Merche se mostró, como de costumbre, encantadora, pero Laura aún no había sido capaz de despojarse completamente de esa capa protectora que la cubría. Se mantenía a la defensiva como un soldado en terreno enemigo, aunque poco a poco, probablemente animada por la cena, fue dando síntomas de mayor confianza. Tras la cena, continuamos con la tarea que nos ocupaba. A eso de las doce y media, Merche comenzó a dar muestras de cansancio, bostezando y estirándose continuamente. Poco después anunció que se iba, ya que el sueño estaba venciéndola. Les propuse continuar al día siguiente, pero Laura, que probablemente animada por la intimidad de mi casa y por la confianza que Merche y yo demostrábamos, me dijo que si no me importaba, ella prefería seguir un poco más, ya que había algunos aspectos que aún no habíamos tocado y que tenía especial interés en aprender. Por supuesto que no me importaba, y así se lo hice saber. Acompañamos a Merche hasta su casa, que distaba un par de manzanas de la mía, y regresamos a mi habitación a proseguir las lecciones. Una vez solos, Laura pareció tomar más naturalidad, lo que me agradó mucho. Yo ya casi no lograba concentrarme en el ordenador, y mi vista se desviaba continuamente para contemplar su rostro y la exquisitez de sus curvas. Laura no pareció darse cuenta de ello, o simuló que no se daba cuenta, porque no hizo comentario alguno ni ...
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