1. Beatriz (III)


    Fecha: 08/05/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Les quiero contar algo más actual, de hace un par de años más o menos: Salía con varios tipos, incluso con uno estaba medio como de novia; y tenía un trabajo nuevo desde hacía algunos meses, allí, como en todos lados había hombres disponibles, pero ya no me faltaba con quien coger, más bien me sobraba. Había un gerente que me miraba con insistencia, lo dejé mirarme, no era que me atrajera especialmente pero podía ser otro para mi lista, y además ayudarme a trabajar en paz ya que era muy influyente en la empresa. Cada tanto le mostraba algo más de lo conveniente, ya sea de piernas o de tetas. En una ocasión me llamó a su oficina para una charla privada, de trabajo, en cuanto cerró la puerta me abrazó; hice como que me resistía, pero no demasiado, empezó a besarme buscando mi boca, lo dejé creer que me estaba ganando y juntamos nuestras lenguas. Se entusiasmó y me tocaba entera por sobre la ropa, yo me estaba empezando a calentar. Me fue subiendo la pollera y se encontró con mis pantys, se aferró a mi culo mientras me apretaba contra su cuerpo, yo sentía su pija dura en mi vientre, pero no hice nada, quería tocársela, desprenderle la bragueta y agarrarla, pero mi intención era que no le pareciera fácil. Poco a poco fue bajando mis pantys junto con la bombacha, las bajó hasta las rodillas y al tocar mi carne en directo se puso como loco, yo seguía diciendo por lo bajo no, no, aquí no. Él se regodeaba acariciándome el culo y los muslos; hasta que llegó a tocar mi concha y la ...
    ... notó mojada. -Parece que te gusta el juego-, me dijo. Le repetí que allí no, pero no me hizo caso. Me hizo apoyar las manos sobre el escritorio y se colocó a mis espaldas, me miraba y me tocaba sin parar. Espié y vi que se estaba bajando los pantalones y los calzoncillos. Enseguida me empezó a rozar la raya del culo con una buena verga. Antes de que me diera cuenta me había metido toda su pija en la concha y bombeaba como desesperado. Lo sentí venirse y acabé casi junto con él, si no me quedaba sin mi acabada, fue rápido como un adolescente, o como alguien que llevaba tiempo sin coger. Me puse unos pañuelos de papel en la concha, para que no escurriera la leche, y me subí la bombacha y las medias. Cuando me estaba bajando la pollera me sugirió que lo volviéramos a hacer otro día. Le propuse que mejor me llevara a un telo. Me dijo que para qué, si allí podíamos coger bien y sin perder tiempo, creo que lo que no quería era gastar unos pocos pesos. Quedó en llamarme la próxima vez a algún horario adecuado, adecuado para él, y me dio las instrucciones para el futuro. Esa próxima vez fue al día siguiente. Yo, alumna aplicada hice lo que me había dicho: cuando me llamó para la reunión "de trabajo" pasé antes por un baño y guardé mis medias y bombacha en la cartera. Cuando entré a su despacho me besó sin preámbulos, me desprendió la blusa y, metiendo sus manos por mi espalda me desabrochó el corpiño, empezó a jugar con mis tetas sin quejarse de su escasez. Se bajó pantalones y ...
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