1. ¿Homosexual mi hombre?


    Fecha: 25/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... gritando de placer, para caer desmadejado sobre mí. Minutos después, tumbados uno al lado del otro, le pregunté por qué me había seducido, si a él no le gustaban las mujeres. Su respuesta fue clara: Si me hubiera mostrado como hombre, que me gustabas y que te quería para mí, ¿me lo hubieras permitido? ¡No! Fue la respuesta y volvimos a besarnos. Y, contra lo que muchas mujeres han hecho, según he leído en las historias que en su página publican y por amigas que me lo han confesado, en mi caso el sexo anal con Pepe fue a sugerencia mía y con algo de resistencia por parte de él. "Te voy a destrozar", me decía. No te quiero causar daño. Pero yo no quería que mi Pepe, con esa vergota que tanto me encantó, fuera a tener algún día la tentación de hacer sexo anal con otra mujer que no fuera yo. Así, a las pocas semanas de aquella primera experiencia y tras haber hecho el sexo en todas las posiciones habidas y por haber, un día le insistí en que me diera por el culo y lo convencí. Debo confesar que cuando no tenía dentro de mí ano ni siquiera la cabeza de su verga metida, ya me había arrepentido, pero me aguanté y no me arrepiento. Igual que cuando me desvirginó, me trató con dulzura y amabilidad. Untó todo su fierrote con vaselinay lo mismo hizo con dos de sus dedos que también son de gran tamaño, como todo él. Me coloqué empinada sobre la cama, levanté todo lo que pude mi frondoso trasero y quedé lista para la embestida. El me metió primero un dedo, con e que jugó unos segundos ...
    ... para desajustar mi esfínter y luego lo hizo con dos dedos. Hasta allí, el dolor era aguantable y el placer casi nulo. Lo bueno vino después. Me metió la cabezota y luego cada centímetro poco a poquito, haciéndome sentir las más variadas sensaciones. Desde un dolor muy intenso, ganas de defecar y cosquillas en mi vagina, pero jamás pensé en sacar su tremendo aparato de mi agujero. En un par de minutos, toda su verga estaba hasta el tope metida en mi ano y lo digo porque sentía en cada embestida que sus pelotas rebotaban entre las nalgas y mi vagina. Igual que aquella primera vez, Pepe tardó muchísimo en sentir la hora de echarme todo su semen y fueron los mismos eternos minutos en que yo gritaba y gozaba como una desquiciada. Esta vez le pedí que toda su leche a derramara en mis intestinos y así lo hizo. Con unos gritos que debieron escucharse a varias cuadras a la redonda, eyaculó tal cantidad de semen que cuando me levanté de la cama para limpiarme, los chorros llegaban desde mi adolorido culo, hasta los pies. De entonces a la fecha, somos felices. Nos casamos al año de que me desvirginó. Tenemos tres niños y seguimos cogiendo casi a diario y como la primera vez. El quiere que algún día hagamos el sexo con otra persona en la cama y que a él le daría lo mismo que fuera un hombre que también me la metiera o una mujer a la que él le introdujera su falo. La verdad, a mí no se me antoja ni que otro hombre que no sea mi Pepe el que me haga llegar al cielo y me muero de celos tan solo ...