1. Tren hotel


    Fecha: 10/05/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tren hotelPara mi desgracia, las vacaciones estaban llegando a su fin. Había pasado varias semanas en España, en las que pude disfrutar de los encantos de la península Ibérica. Tenía que tomar el avión de regreso desde Barcelona y mi viaje había terminado en Galicia, donde había ido a visitar a unos amigos. Para llegar a Barcelona, decidí tomar un tren. Éste lo cogí en A Coruña y como era un tren hotel, me fui de inmediato a mi litera. Era su único ocupante, lo que, en principio, no me pareció mal.En Monforte de Lemos se subió un chico de unos 22 años (debe haber tenido sólo dos o tres menos que yo), de alrededor de 1,70 metros y no pesaba más de 68 kilos. Tenía mucha musculatura y un culito hermoso: Respingadito yapretadito. Tenía el pelo castaño corto, los ojos color miel y una barbita incipiente, maravillosa. Sus vaqueros ocultaban algo maravilloso entre sus piernas, que me hizo ilusión llegar a probar.Después que acomodó su maleta, nos quedamos sentados en las literas que aún estaban sin desplegar. Me contó que se llamaba Xose (yo, Esteban) y a ratos se confundía y se ponía a hablar instintivamente en gallego, idioma que,afortunadamente, conozco bastante (viví casi cuatro años A Coruña, cuando aún era un chaval, con mis padres) Eso nos permitió conversar fluidamente.Me dijo que iba a Sitges a ver a su padre que vivía allí, lo que me reconfortó, porque teníamos todo la noche aún por delante.Seguimos conversando y me contó que no tenía novia (…¡una esperanza!…), que sus ...
    ... padres estaban divorciados y que su fascinación eran los coches. De hecho, sacó una revista de coches que comenzó a enseñármela. La verdad esque nunca me habían interesado los automóviles, hasta ese momento, desde luego.Seguimos conversando y se sentó justo a mi lado para enseñarme las fotos de la revista. Estábamos tan cerca el uno del otro, que incluso creí haber sentido el latir de su corazón; El mío, latía a tope y su olor eran tan especial que me excitaba sólo de sentirlo. No recuerdo qué coches me enseñó ni sus características, que parecía conocer detalladamente. Sólo me fijaba en él: Sus dedos, largos y bien formados, cuando pasaba a otra página de la revista, su labios rojos y algo resecos que merecían una humectación intensa, su barbita negra como la noche, pero seguramente suave como un terciopelo, sus piernas bajo los vaqueros, firmes como dos columnas romanas… En eso estábamos, cuando lo sentí acercarse aún más a mí, apoyó su hombro izquierdo en mi brazo derecho y lo dejó reposar. Le miré a los ojos y los suyos me hablaron sin palabras.- Eres guapísimo, le dije. - Tú también, respondió.Sin más palabras, nuestros labios de juntaron y fue tanta la ternura en su beso, que me estremeció. Creo que nunca hasta ese momento alguien me había regalado un beso tan tierno. Nuestros labios primero se rozaron suavementeentre ellos y un fuerte imán pujaba para que se juntaran más intensamente, pero resistimos así un momento, en un juego de caricias, antes que nuestras bocas se ...
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