1. MI HIJO. MI MEJOR TERAPIA


    Fecha: 12/05/2018, Categorías: Incesto Autor: gabita, Fuente: SexoSinTabues

    FUE MI HIJO, QUIEN LOGRO SALVARME DE LA PROFUNDA DEPRESION A LA QUE ME LLEVO LA MUERTE DE MI ESPOSO Me case apenas cumplí 15 años, por estar embarazada, y aunque apenas y lo conocía cuando nos unimos, lo llegue a amar profundamente, nuestro matrimonio era perfecto, con una actividad sexual abundante y plena, de ahí que desde el día que lo asesinaron durante un asalto, caí en una profunda depresión, por fortuna mi hijo de entonces 17 años, supo ser lo bastante maduro para hacerse cargo de la casa, sus 2 hermanas de 7 y 10 años y tomar las riendas del negocio de mi marido, en lo que yo me recuperaba con ayuda de los medicamentos indicados por el psiquiatra, parecía que todo iba bien, pero al año de esto, tuve una fuerte recaída, por lo que el psiquiatra me cambio el tratamiento, el que tuvo un efecto un tanto extraño, a veces por las noche, despertaba y me levantaba a caminar como sonámbula, aunque más o menos consciente de lo que hacía, entraba al cuarto de mis niñas, las observaba dormir unos minutos y luego hacia lo mismo con mi niño, luego una de esas noches, hacía mucho calor, por lo que me cambie la pijama por un delgado camisón corto de tirantes al llegar al cuarto de mi hijo, pase de contemplarlo mientras dormir, a acariciarle la mejilla y luego el pecho, abrió los ojos, intercambiamos un par de miradas, y luego salí de ahí, solo que en vez de ir a mi recamara, baje las escaleras a la sala, para luego salir al patio, sentí a mi niño acercarse a mis espaldas, poniendo ...
    ... su manos sobre mis hombros. – ¿Estás bien?- pregunto, asentí con un movimiento de cabeza, me abrazo tierno por la cintura, y no puedo explicar porque lo hice, pero tome sus manos con las mías, llevándolas a mis pechos. - ¿te duelen?- pregunto, suspire hondo por respuesta, comenzó entonces a masajearlos suavemente, la sensación fue deliciosa, los sentí ponerse tensos como hacía mucho no pasaba, me recargue en su pecho, luego de unos momentos, cada apretoncito en los senos me hacía desear más el siguiente, tome el escote del camisón y lo baje destapando los pechos, la piel de sus manos sobre mis pechos desnudos transformo mi cuerpo en una antorcha, así continuo amasándolos un poco más hasta que de repente me pellizco ambos pezones de tal forma que me hiso estremecer hasta los huesos arrancándome un largo gemido de placer, las piernas me flaquearon y habría terminado en el suelo, de no ser que mi niño me tenía firmemente agarrada, -¿te dolió?- pregunto, negué con un movimiento de cabeza, aun jadeando, repitió el pellizco en los pezones que me cimbró hasta el alma, una serie de gemidos entrecortados escaparon de mi garganta, mi cuerpo se volvió gelatina, sin poderme sostener me resbale de entre sus brazos, cayendo de rodillas y el pecho sobre el pasto, al segundo, mi hijo atrás de mí, levanto el camisón a la cintura, bajando las pantaletas casi a la mitad de los muslos, separo las nalgas con las manos, sentí la punta de su virilidad buscar entre la raja, -¿segura que lo quieres?- ...
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