1. w) El huerto de papá


    Fecha: 13/05/2018, Categorías: Gays Incesto Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... y cinco, el continuo ejercicio al que se sometía lo mantenía en un estado envidiable, y este mes que no había trabajado había engordado algún kilo que lo mejoraba. Veía como su larga verga colgaba tapando en parte los testículos gordos y cubiertos de espeso vello, el agua le resbalaba como si fuera una fuente que le saliera de la polla, me aparté de la ventana al sentir que mi pene cobraba vida con el sensual espectáculo. Dispuse la comida y le llamé para que entrara, hablamos sobre los chicos y sus estudios y recogimos todo al terminar, no se había vestido y solo llevaba puesta una toalla atada a la cintura, resultaba muy erótico verle de esa forma moverse, como un maduro tarzán. -Voy a tumbarme un rato debajo de un árbol a la sombra, estaré mejor que en la cama, arriba tiene que hacer mucho calor y no me quiero asar. -cogió una vieja manta del sofá y salió, no tenía prisa por marchar y decidí ir un rato para hacerle compañía. Permanecía tumbado debajo de uno de los cerezos, a su sombra y sobre la manta, me recordaba a un fauno por los vellos que tenía repartidos por todo el fornido cuerpo, con un brazo sobre la frente tapándose los ojos y la barba crecida de varios días, parecía dormido y como había lugar suficiente y me tendí a su lado, se apartó un poco haciéndome notar que no dormía, la toalla se movió permitiendo que parte de los testículos se le vieran y pasé la mano por los cortos pelos afeitados, justo donde tenía las cicatrices, girado hacía él fue fácil deshacer ...
    ... el nudo de la toalla y dejarla deslizarse de las caderas, papá se dejaba hacer sin moverse. Le agarré la verga con timidez, verguenza, y con mucho deseo al principio esperando su reacción, luego con descaro al ver que no se oponía, comencé a acariciársela viendo como crecía estirándose. -Siempre me ha gustado tu pene papi, cuando se pone duro como un palo me encanta. -se la comencé a masturbar y él empezó a gemir, acerqué la cara a su sobaco y lo olí antes de lamerle los duros pelos. Me dejó que le lamiera un momento la axila y luego quitó el brazo de los ojos para mirarme. -Chúpamela amor, quiero ver mi verga en tu boquita. -viendo su disposición y que me aceptaba me quité rápidamente la ropa que traía, mientras lo hacía me acariciaba la piel que iba dejando descubierta hasta que llegó al culo y me daba pequeños azotes sin fuerza, palmaditas cariñosas. Tomé la vega por la base y abrí la boca todo lo que pude para meter el rojo glande, jugué con mi lengua lamiéndolo y llevándolo de un lugar a otro de la boca, hasta que comencé a mover la cabeza subiendo y bajando tragándole la polla. Sus manos tomaron mi cabeza y la empujó hacia la verga hasta empezar a ahogarme y sentir como pasaba el glotis bajando por la garganta. Tuvo unos segundos la polla dentro de mi garganta, haciendo que me follaba la boca y luego la sacó dejando dentro la punta, ahora podía saborearla con placer, me encantaba su textura tan delicada y suave. -Acércame tu culito hijito. –hablaba con la voz ronca y me ...
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