1. Zet: la diosa de la lujuria y lascivia


    Fecha: 16/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... los dioses, ella vibraba, su cuerpo hablaba, pidiendo mas, empecé a beber el jugo de su ser, mientras mis manos se dirigían hacia ese par de volcanes que estaban a punto de hacer erupción ,y un gemido profundo suspiro pronunciando mi nombre. Sin saberlo quizás, o reconociendo mis manos y mis labios sabia que era yo. Aun cuando continuara profundamente dormida, mis manos seguían explorando cada parte de ella, mientras mis labios estaban besando la frontera entre la espalda y el pozo de los deseos, era sorprendente ver como se retorcía de placer, pedía que se terminara ese acto, como en una corrida de toros, que con una estocada se termina la faena. Pero, todavía no había llegado ese memento, de repente, ella ya no aguanto mas y, empezó a llover cantaros de néctar de aquel hermoso capullo... Vino la calma estábamos exhaustos, habíamos subido en un abrir y cerrar de ojos al cielo, habíamos sentidos mariposas en el estomago... Después de la calma viene de nuevo la tempestad, y al solo roce de mis dedos con su piel la llama se volvió a florecer en su máximo esplendor, el temblar de su cuerpo se sentía a cada centímetro de mi ser, volvía a recorrer su espacio y me amamantaba como un ...
    ... becerro desbocado de los volcanes, mientras ella restregaba su ser, su capullo, su flor con mi muy despertado miembro. Los murmullos y la agitación de nuestras almas estaban como coro en el cuarto, de repente sin darnos cuenta, la estocada se dio, y empezó arrítmico, pero poco a poco fue agarrando su paso, y fue siendo cada vez mas dura, como queriendo atravesar cualquier barrera de sus sensibilidad, volvimos a tocar el cielo, y nuestros néctares fluyeron como agua de una cascada, y aun así la embestida seguía aceleradamente, hasta que se agoto nuestras aguas, y un grito de ella, como una exclamación sello nuestro pacto, nuestra complicidad, y caímos agotados... mi presencia estaba ahí, transformándose en sudor de las sabanas... El silencio llego, ella empezó a dormir como un angelito, pero con una sonrisa de satisfacción, de anhelo, de deseo, murmurando mi ser, mi sensibilidad, mi deseo, mi nombre. Y yo poco a poco fui desvaneciéndome hasta tornarme parte de la noche... Y desde ese día, pero realmente desde día no la he vuelto a ver, quizás piense que fue solo una historia, o un sueño, pero fue simplemente tu y yo ante mis deseos...mis deseos, tus deseos, nuestros deseos.... 
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