1. Del slip, volví al calzón estampado con monitos


    Fecha: 19/05/2018, Categorías: Transexuales Fetichismo Autor: Nenuca, Fuente: CuentoRelatos

    Transcurría el año 2003 en Chile, tenía 29 primaveras y trabajaba como vendedor de ropa en una tienda... Cierto día, un par de atractivas hermanas cincuentonas, me buscaban; por que dijeron que me conocían como sirvienta, en una de las reuniones de la cofradía de B. D. S. M. Nervioso, rechacé su propuesta de unirme a su grupo de "Guagualonas" (mujeres mayores de 18 años, caracterizadas de niñitas), las cuales; convivían en su "Guardería" (internado para la entretención de clientes femeninos y masculinos). Confundido, cada una de las maduronas, me agarró de un brazo y me entraron al probador de ropa; para demostrarme que aún lucía un rostro y cuerpo de agraciada jovencita. Abochornado, tras quedar a merced de las féminas que me desvistieron; procedió Anne Marie a pintarme los labios con un rouge gusto a chocolate con licor. Así, Cecyl me mostró unas fotografías de una de sus "regalonas", y quedé sorprendido con lo parecida que era ésta morena a mí. Se llamaba Romina, tenía 28 años y según contaron las mujeronas; ella necesitaba una "hermana gemela", para sus lujuriosas travesuras con "Los Tíos". Engolosinada, con el sabor del lápiz labial y con el reflejo en el espejo de mi silueta emperifollada con las prendas íntimas que me probaron las cincuentonas; acepté ser la doble de su "baby". Apoyado por la familia para que fuera en busca de mi destino, viajé a la gran urbe nortina y me interné en la clínica que me designaron mis "hadas madrinas". Tras convalecer de las cirugías, ...
    ... con dicha, contemplé: mi engrosamiento de labios, el aumento mamario, la reducción de cintura y el ensanche de glúteos. Al ser dada el alta médica, me fue a buscar mi institutriz Cecyl, la cual, me obsequió un lápiz labial enchocolatado, para que lo chupeteara para minimizar los nervios. Entonces, fuimos a una galería comercial, para mi transformación definitiva como la doble de la Romina. Primero, entramos a un salón de estética, para una completa sesión depilatoria. Luego, pasamos a un local de tatuajes y piercings; para decorarme los pechos con las figuras de espermios, simulando pétalos alrededor de las aréolas. Tras devorar el rouge, por la tensa aplicación del piercings de alfiler y bola en la lengua, junto con la postura de arcillos en las orejas, pezones, ombligo y prepucio; pude relajarme, cuando entramos a la sección de disfraces en un sex-shop. Allí, me despojé del vestuario de gimnasia y reemplacé mi atuendo por: un escotado mini vestido estilo primera comunión, que me translucía los senos sin sostén, y cuya corta pollera ancha; apenas me ocultaba, la ínfima tanga estampada con motivos infantiles, la cual; me ceñía los genitales y destacaba las nalgas, al meterse la prenda entremedio de éstas. Complementada la aniñada indumentaria, la llevar: babero, delantal a la cintura, calcetas con vuelos y chalas taco aguja; taconeé tapándome la cara con las manos, rumbo al salón de belleza contiguo. Ahí disfruté el mirarme al espejo, mientras me colocaban las extensiones de ...
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