1. Anita y un taxista aprovechador


    Fecha: 27/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Sexo Duro Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Anita y un taxista aprovechadorEsa mañana el despertador no había sonado a tiempo y me desperté por casualidad a media mañana, cuando mi adorado esposo Víctor me llamó desde su oficina.Ya iba a llegar a mi trabajo extremadamente tarde, así que desayuné un café a las apuradas, me lavé la cara sin maquillarme y solamente tomé una camisola elegante del armario y una minifalda negra. Revolví toda mi ropa pero no encontré ni una sola tanga limpia, así que, con los minutos corriendo, decidí salir con la cola al aire…Salí corriendo a la calle, tratando de bajarme la falda que era bastante corta; no quería provocar a tantos hombres en plena ciudad con mis nalgas totalmente expuestas.Al llegar a una avenida principal me paré en una esquina a esperar un taxi, mientras recibía sonidos de bocinas de los tipos que pasaban en sus autos; incluso un caradura se animó a preguntarme cuánto cobraba…Seguí caminando rápido hasta que al fin apareció un taxi y me subí a las apuradas. Apenas miré al conductor y le dije la dirección a la cual necesitaba llegar lo más rápido posible. Luego cerré los ojos y traté de recuperar el aliento de andar corriendo por la calle, sentía un intenso calor subiendo por mi entrepierna; así que abrí un poco mis muslos para que entrara aire en mi pubis.Unos minutos después recordé que no llevaba tanga y mi depilada vagina estaba totalmente expuesta bajo esa breve falda. Levanté la vista para verificar que el taxista no estuviera mirándome allí abajo; pero entonces ...
    ... comprobé que sus ojos muy abiertos y atentos se asomaban en el espejo retrovisor..., mirando directamente hacia abajo...El hombre vio que yo estaba mirándolo a él y entonces fijó su vista en el camino.Yo enseguida crucé mis piernas y ya no lo dejé disfrutar del espectáculo...Al llegar a destino abrí mi cartera y comencé a buscar mi billetera para pagar; revisé hasta el último rincón, pero entonces caí en la cuenta de que no la tenía allí. Con tanto apuro, seguramente la había dejado olvidada en otra cartera en mi casa.Le dije al taxista que me disculpara, pero que no tenía dinero para pagarle. El tipo dejó de mirarme por el espejo retrovisor y giró para verme de frente, con una tremenda mirada libidinosa en su cara. Entonces sonrió socarronamente, mientras preguntaba:“Entonces, nena, qué vamos a hacer?”. Mientras me miraba de arriba abajo…Yo no sabía qué responderle; pero entonces él rompió el silencio, diciendo:“Podrías pasarte al asiento delantero, nena y me das una buena chupada de pija; así no te cobro el pasaje y quedamos a mano…”Lo miré furiosa y le respondí que ni loca le daría una chupada; prefería bajarme y pedir dinero prestado a alguien en mi oficina.Intenté abrir la puerta para salir, pero entonces el hombre aferró mi mano y me pidió que solamente le permitiera oler mi raja de cerca, sin moverme de mi asiento.“Solamente olerla, sin pasar mi lengua ni tocarla… y no te cobro nada, nena…”Eso me hizo pensarlo: Abrir mis piernas y permitirle que me oliera la concha sería ...
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