1. Incursión lésbica inducida © An


    Fecha: 29/05/2018, Categorías: Lesbianas Autor: AnaLu, Fuente: xHamster

    A diferencia de lo que hacemos durante nuestra juventud, cuando empezamos a madurar dejamos de ser tan impulsivas, espontáneas. Es decir que acotamos nuestras experiencias anteponiendo el "como", "donde", "cuando", "porqué" y sobre todo "con quién". Habiéndonos planteado esto y aprobando conscientemente tales cuestiones, nos abocamos a la tarea de concluir lo más satisfactoriamente nuestro camino. No es que disfrutemos menos, pero si perdemos esa chispa de aventura incierta que nos produce una sensación de vacío en el estómago como preludio del clímax.Y recordando a Lidia revivo momentos gratos y mi primer contacto íntimo con otra mujer (Bueno...decir mujer quizás nos quedaba grande en ese entonces). Lidia, la hermana de mi novio, amante y amigo de mis 17 años -él 19- era una chica llena de vitalidad y decisión no común para su edad, ya que siendo menor que yo un par de años daba la impresión de alguien mayor.Cuando estrené mi departamentito de estudiante, cerca de la facultad, obviamente opté por invitar a mi novio -Sergio era su nombre- previendo una frugal cena, unos traguitos y mucho de lo otro. Ese era el plan original pergeñado un par de días atrás después de satisfacernos mutuamente en el auto, nuestro "hotel" de apuro.Como habíamos arreglado, cerca de las diez de la noche terminé de preparar la cena esperándolo: pizza casera, cervezas, un champancito de medio pelo para después...y un babydoll semitransparente y nada más que perfume sobre mi piel, así dejaba traslucir ...
    ... mis contornos y mis vellos púbicos. El ambiente prometía una noche extraordinaria.Al rato, sentí su silbido-clave (para la ventana de mi dormitorio en casa de mis padres) y corrí a abrirle la puerta deseando ver su cara de asombro al verme así preparada. Y la que quedó asombrada, que digo, anonadada fui yo: Allí estaba él, mi amado príncipe...con su hermanita y un amigovio que me miraba de arriba abajo -mas bien en el centro- sin percatarse de la vergüenza que me paralizaba. Entre bromas y chiflidos de los otros, Sergio me abrazó y me besó, cubriéndome con su cuerpo de las miradas indiscretas. No dejé de temblar aún así.Salté los tres pasos que nos separaban del baño y me cubrí con una salida de algodón, gruesa, pesada, pero parecía que todavía estaba desnuda frente a un extraño y mi cuñadita. Recién ahí me di cuenta que traían un par de cajas. Una, regalo de estreno para mí con copas y vasos. La otra con una colección de licores "para estrenar las copas y el departamento", dijeron.Solo después del primer (y gran) sorbo de whisky me relajé un poquito, pero las chanzas continuaban en torno a mis transparencias. Pasado un rato, Lidia intentó congraciarse conmigo haciéndolos callar. Pero al ver que no lograba su propósito, se levantó del sofá y con total desparpajo desabrochó su vestido y lo arrojó a la cara del hermano, bailando en tanga y corpiño con movimientos sensuales.Por un momento creí que Sergio, SU HERMANO, iba a parar el espectáculo...Error. No solo no lo hizo, sino ...
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