1. ¡Soy una fumada de mierda!


    Fecha: 28/09/2017, Categorías: No Consentido Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Me había peleado con mi madre, porque ya me tenía podrida con hacer de la casa una constante nube de humo expansivo, gracias a que no puede vivir sin el tabaco. Le dije cosas horribles. Se me fue la mano, y presa de mi impotencia por no poder resolver las cosas, en cuanto el mediodía se desperezaba perfumando a la cocina con su clásico estofado, preferí irme de un portazo. No saludé a mi madre, y no comí nada. Caminé unas 20 cuadras hasta la casa de mi primo Matías, un pendejo que siempre tiene lo que necesito en momentos de ira incontenible. Sexo, fasos, birra, algunos guachos con los que me divierto y, una exagerada pero efectiva forma de ponerse de mi lado, sea el tema que fuere. A él le debo casi todos mis vicios, pero yo le saqué la virginidad la tarde que me cansé de que me mire las tetas de reojo, o de que se haga el vivo para tocarme el culo, y de que sus primeras erecciones se desmoronen en la calentura de mis 21 años. Hace 3 años que cogemos, que él me ofrece a sus amigos y que yo me entrego gustosa para obtener buenas flores. Pero ese mediodía él no me esperaba. Estaba solo, y salió en calzoncillo luego de mi tercer timbrazo. Ni bien me acomodé en un sillón apareció el Facha, su mejor amigo. Estaba casi tan duro como Matías. Solo que más perdido y estúpido. Los dos empezaron a contarme que andaban de gira desde el jueves, y pese a ser domingo no se veían tan demacrados como otras veces. Al rato bebíamos una cerveza comiendo unas papas rancias, hablando del reci al ...
    ... que fueron de una banda rollinga y de unas guachas a las que no pudieron convencer para coger. Luego el Mati trajo una piedra para armar fasos. Yo me ofrecí a hacerlo mientras el Facha insistía con que debíamos clavarnos un ácido. Como no le llevamos el apunte, el pibe se lo mandó todo, y entonces arrancó la ronda del primer fasito. Recién reparé en lo crota que estaba cuando Mati se mostró sorprendido por mi aspecto, y me lo dijo. Le expliqué lo de mi madre, que en el apuro salí con lo puesto. Era un top viejito, una camisita rosa sin algunos botones, un jean agujereado en las rodillas y unas zapatillas hechas moco. Además estaba despeinada, y sumado a lo achinado de mis ojos cuando la hierba hacía su arte en mi mente, me veía irreconocible. Pronto el Facha se quedó en bóxer, y ambos comenzaron un show de insinuaciones para que yo me los coja. Yo estaba caliente, pero quería fumar y solo eso. De igual forma me re manosearon y yo los pajeé encima de sus calzones hasta hacerlos acabar. Pero, en cuanto escuché la puerta del auto de los tíos los alerté y, decidí que lo mejor era irme a dar unas vueltas por ahí. No fue fácil sacármelos de encima. Estaban re alzados y no se conformaban con mi visita al día siguiente, la que tuve que prometerles. Sin embargo, pronto sentí el sol ardiendo en mis hombros, mis pies felices desandando las calles insomnes de la siesta en la ciudad, y mi cerebro enroscado en sus propios pensamientos. Me compré un agua mineral en un kiosko, unos chicles y ...
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