1. Trio de ases


    Fecha: 19/06/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Iría Ferrari, Fuente: CuentoRelatos

    Megan, era soltera, y cada tarde después de su jornada laboral, al llegar a casa, se sentaba frente a su ordenador para sumergirse en la red y las paginas de contactos y así poder evadirse de su solitaria y rutinaria realidad. Era una chica resultona, no especialmente guapa, pero, si con un aire morboso, así, que cada vez que abría su perfil en dicha página, no le faltaban los pretendientes. Saltaba de foto en foto, observando su pantalla, como si fueran ganado, mientras tomaba su café. Muchos eran los que no le encajaban, ni tan sólo para un encuentro fugaz y menos para una relación más durareda. Al fin y al cabo, sabía que ahí sólo encontraría sexo fácil y quizás algún amigo, pero no tenía esperanzas de nada más. Esa tarde lluviosa, revisando, encontró en su buzón un mensaje extraño, ya que no era un chico el que le escribía, si no una chica. Su primera reacción fue el pensar que se trataba de una mera equivocación. El mensaje iba acompañado de una fotografía, era una chica morena de ojos claros que se hacia llamar Luna. En el mensaje se limitaba a presentarse y dejar un simple: -Hola, me gustas, me encanta tu mirada,¿ podemos conocernos? Megan se dispuso a responder rápidamente el mensaje para ser educada y no crear ningún tipo de confusión, ya que a ella no le interesaba ningún tipo de relación con chicas, más que una amistad, no era cerrada de mente, pero tenía claro le gustaba más el apéndice de los chicos que no probar a esas alturas una de su mismo sexo. - Hola ...
    ... Luna, encantada de conocerte. Mi intención aquí es encontrar chicos, así que agradezco tu piropo y sinceridad, pero no eres lo que estoy buscando. Y le dio a la tecla Intro para enviar el mensaje. Sólo pasaron cinco minutos cuando en su pantalla parpadeaba con la alerta de un mensaje. - Hola, no pasa nada, podemos sólo ser amigas, yo soy bisexual (dejando clara su condición, por si acaso), pero si quieres podemos hablar y ya esta. Este mensaje desencajo por completo a Megan, en realidad la chica en cuestión le parecía sexy, pero de ahí a meterse en la cama con ella, distaba mucho. Así que a partir de esa misma tarde, comenzó una relación de idas y venidas de mensajes tipo amistad, se contaban su vida, relaciones, trabajo, se reían virtualmente, y compartían confidencias. Sin lugar a dudas se caían bien mutuamente. Incluso conspiraban y se burlaban de los chicos de la página en cuestión que casualmente habían intentado coquetear con ambas, sin que pobres ilusos, tuvieran constancia de que ellas se conocían entre si. Semanas más tarde, Megan recibió un mensaje de Luna, proponiendo un café en su domicilio. Ya eran amigas y hablaban casi a diario, así que Megan no vio el porque de no asistir a la cita. En el fondo se sentía atraída hacia Luna, pero, era una sensación extraña y desconocida para ella. Se dispuso a arreglarse para dicho encuentro; una minifalda, maquillaje y su perfume preferido, la hacían sentirse cómoda. Mientras salía de casa para subirse al transporte público, ...
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