1. La asesora de Afore


    Fecha: 29/09/2017, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... gustaba, que pocas veces se lo había hecho a su ex, que con él sí le gustaba, pero que pensaba que sería porque lo amaba. Le dije que probara, que si no le gustaba ahí la dejábamos y me dijo que bueno si eso era lo que quería. Le pedí que se sentara en mi sillón y me bajé la ropa hasta el piso. Se la puse en la cara y ella me la agarraba con las dos manos. No me dejaba de decir que estaba demasiado grande, que no le iba a caber. Le pregunté que dónde y me dijo que en la boca, que la tenía muy chiquita. No es cierto, la tiene normal, pero yo creo que tiene su vanidad la señora, digo. Luego ella misma se abrió de piernas y se hizo el calzón a un lado enseñándome su peluda panocha y me dijo que si me refería a esa parte. Le dije que no, que a su boca y me dijo que ya se la metiera por ahí, que estaba bien mojadita, como queriendo que me olvidara de que me la chupara. Le respondí que sí me la iba a coger, pero que primero calara si le gustaba el sabor de mi verga y me la empezó a mamar. Me empezó a chupar la cabecita del pene, con fuerza y poca experiencia. Se lo retiré y le dije que pusiera sus labios como si estuviera pronunciando la O y que retirara sus dientes, y así se la empecé a meter y sacar de la boca. Poco a poco agarró la onda y ya me estaba dando una verdadera mamada. De repente se la sacaba y me decía que estaba bien rica, que ya le estaba gustando mamar. Me la jalaba y la miraba por todos los ángulos, repitiendo una y otra vez que estaba bien grande y gruesa. Le ...
    ... dije que me chupara los huevos, pero se hizo tonta, como si no me escuchara y siguió mamándome la verga solamente. Me recargué en mi escritorio y le agarré la cabeza para forzarla bien a mamar. Casi se la lograba meter toda pero se ahogaba y le daba asco, sacándosela rápidamente para toser. Pero contrario a lo que yo creía, no se me soltaba, sino que volvía a abrir la boca y se la metía bien adentro. Ya tenía la cara cubierta de lagrimas otra vez, pero no eran de llanto sino de las horcajadas que le venían por los ascos que le daba mi verga en la garganta. En una de esas, se retiró y se recargó en el sillón, cerró los ojos y se jaló bien el calzón y abriéndose de piernas me dijo, sin mirarme y sin abrir los ojos, que ya se la metiera, que al ratito me la volvería a chupar de nuevo, que ya traía muchas ganas de coger. Me hinqué entre sus piernotas y le apunté la verga en medio preguntándole por su hijo, que qué hacíamos si llegaba. Ella, sin abrir los ojos me respondió que le dijera al poli, cuando llamara, que se lo pasara para hablar con él. Le respondí que tal vez ya estaba allí, pero que no se había reportado con ella. Como si el tema no le interesara de momento, me pidió que le cabeceara con la verga allí, que la tenía muy gorda y que hacía mucho que no se la cogían. Cuando se la pasé la sentí muy mojada y resbalosa, además tenía la rajada muy abierta, la cabeza se depositaba fácilmente y completa en su vagina. Se me hacía que sí estaba cogiendo seguido, pero ya más o menos ...
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