1. Le fui infiel a mi novio y lo gocé


    Fecha: 24/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: carmenmosqueda, Fuente: RelatosEróticos

    ... la quieres dentro otra vez. Yo no respondí, sólo metí una de mis manos en su entrepierna para desabrochar su pantalón. Cuando así lo hice, él se los bajó hasta los tobillos y lo mismo hizo con su bóxer. Otra vez el aire me llegó a la vagina pues mis medias siguieron a medio muslo y esta vez Daniel también bajó mi calzón a la misma altura. Sólo unos centímetros separaban su poderosa arma de mi panochita y yo ya estaba que me escurría. El experto de mi amante se acomodó de tal modo que mis piernas quedaron sobre sus hombros, yo las abrí y las estiré tanto que sentí la punta de mis botines tocar el techo del coche. Sin problema, introdujo la punta de su verga en mi entrada y luego de un golpe la metió hasta el fondo. —Aaahhhhhh, bebé— fue todo lo que dije. Nuestras intimidades ya se conocían tan bien que no hubo necesidad más que de disfrutar el momento. Mis gemidos lo decían todo. Además la posición ayudaba a que yo sintiera su pene mucho más dentro de mí, y en cualquier momento pensé que su cabeza golpearía mi matriz. En esas estábamos, cuando un mensaje llegó a mi celular. Daniel encima de mí tenía mayor campo de acción y le dije que sacara mi celular de mi bolsa que estaba en el asiento del copiloto. Paró un poco las embestidas pero nunca me la sacó, encontró mi celular y me lo pasó. Sin embargo a Daniel no le importó el pequeño altercado y siguió bombeándome. Abrí mi bandeja de mensajes y entre gemidos leí el mensaje de José Luis: «Bonita, ya casi llegó. No sé dónde ...
    ... estés, pero vete despidiendo y encaminándote hacia el estacionamiento. Te amo». Acabé de leerlo e inmediatamente dejé mi celular en el piso. No iba a tomarme la molestia de contestar en pleno gozo. Cabe agregar que Daniel ni me preguntó quién era y jamás dejó de aflojar el ritmo de su mete-saca mientras yo atendía mi celular. Luego de esta pequeña molestia, me dediqué a gritar y gemir de lo lindo. —Ay, ay, ay, Daniel, así chiquito, así—. Fuera de eso no había más. No sé si era mi calentura pero yo sentía la erección de su verga aún más grande que en el departamento. Mis paredes y mi interior también lo notaron y no tardé más de 5 minutos desde que me la metió en venirme. Fue un orgasmo delicioso, yo enterraba mis uñas en su espalda (por encima de su camisa puesta) y buscaba su boca con la mía fervientemente. No recuerdo bien lo que entre gemidos de placer le grité mientras me venía, sólo sé que cerré mis ojos y mis “Ay” constantes delataron mi orgasmo. No pasaron más de 2 minutos que después de mí, el orgasmo de mi macho se hizo presente. —¡¡Ahhhh, ahhhh, bombón, toma, toma, toma…!!— salió de la boca de mi príncipe. Instintivamente abrí mis piernas lo más que pude para recibir su descarga. Otra vez lo había dejado venirse dentro y sólo después de unos segundos recobró las fuerzas para mirarme directo a los ojos y besarme apasionadamente. Nos reincorporamos, otra vez acomodé mi vestido y mis medias. Esta vez la situación fue más incómoda pues cuando estuve de pie fuera del coche ...