1. Una visita inesperada


    Fecha: 25/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: DARK, Fuente: CuentoRelatos

    ... que se me ocurrió decir. Acababa de fijarme en sus ojos verdes y me habían dejado hipnotizada. Vestía informal, una camiseta blanca de cuello uve, un vaquero gastado, unas botas tipo montaña y una mochila a la espalda. -Yo podría decirte lo mismo. Por cierto me llamo Borja –se presentó. -Ana –dije y nos dimos dos besos– ¿Te apetece tomar algo? Hay un local que está muy bien aquí cerca –continué. -Gracias, de verdad, pero por lo que veo pareces una persona muy ocupada, no quiero molestarte más. Además no me siento cómodo con tus gorilas –fue su respuesta. -No son mis gorilas. A mí no me gusta eso pero… si quería salir no tenía más remedio que dejar que me acompañasen. Cosas de mi anfitrión… -dije finalmente. -Ya veo en que círculos te mueves, bueno, será mejor que siga mi camino. Adiós –se despidió de mí. -Si necesitas algo, cualquier cosa, estoy en la residencia del Sultán pregunta por mí. Adiós –me despedí también. -Lo recordare –me dijo cuando ya seguía su camino. Fui hacia el coche donde uno de los motoristas ya me esperaba abriendo la puerta. Me acomode en el asiento de cuero y antes de poner el motor en marcha pensé. Ese chico no me era del todo desconocido. ¿Lo habría visto antes en algún lugar? Intente hacer memoria pero no lograba recordarlo. Finalmente pulse el botón de encendido y regrese a casa. Cuando pase a su altura con el coche giro la cabeza, le salude con la mano, el respondió con un gesto de su cabeza y yo pise a fondo el acelerador. Una vez en casa me ...
    ... prepare para la cena que ofrecía el Sultán. Para la ocasión me puse un vestido de noche, en color hueso, con la espalda totalmente descubierta y una caída que hacía que se ajustase a mis curvas. Lo complemente con bolso y zapatos a juego. Me recogí en pelo en un elegante moño bajo. Como únicas joyas unos pendientes de hilo de oro blanco rematados por unos brillantes y el anillo de compromiso regalo de mi marido. Cuando llegue a la residencia del Sultán ya habían llegado algunos de los invitados. Se formaron corros espontáneos donde se hablaba de temas variados dependiendo de los participantes, política, moda, economía, literatura… mientras bebíamos algunas copas de vino. Unos minutos antes del comienzo de la cena, sabiendo que todos sus invitados lo esperaban, el Sultán se unió a nosotros. Circulo por el amplio salón saludando con leves gestos de cabeza a sus invitados. Uno de sus asistentes se aproximó a él y le dijo algo al oído. -Señores. La cena está servida –dijo el Sultán. Todos lo seguimos. Él se detuvo en la puerta del enorme comedor. Ahí, empezó a saludar, uno por uno, a todos los invitados e intercambiaba unas breves palabras con algunos de ellos. Cuando llego mi turno. -¡Ana! Estás bellísima –me dijo el Sultán, tras tomar mi mano y hacer ademan de besarla. -Gracias excelencia. Por cierto, tenemos que hablar cuando tenga ocasión –le dije. -Por favor, tú puedes tutearme –respondió– Si es por lo de esta tarde no hay nada de qué hablar, estoy en deuda contigo, es un gesto ...
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