1. Inmigrante 01


    Fecha: 26/06/2018, Categorías: Infidelidad Grandes Series, Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... exigiendo puntualidad, y luego habría una comida en un famoso restaurante. Yo acudí con mis dos amigos de correrías, con los que compartía piso y, algunas veces mujeres, para que actuasen de testigos. No sabía si existía algún familiar mío, por parte de mis abuelos. Llegamos muy pronto y nos sentamos a esperar entre bromas y elucubraciones sobre mi futura esposa. Estaban al tanto de las circunstancias y se alegraban de que por fin podría dedicarme a la profesión para la que estaba preparado, aunque eso significaría el tener que separarnos. Estábamos mirando a la puerta de entrada, viendo pasar a unos y otros, cuando aparecieron Marisa, Sonia, Marta y Ana, perfectamente vestidas y arregladas. Lo que menos esperaba. Marisa estaba preciosa. A la luz del día era más impresionante que en la semioscuridad de la discoteca. Su vestido verde, ajustado a sus curvas y por encima de la rodilla, sus altos zapatos de tacón, su peinado terminado con un precioso sombrero Desee que no estuviese casada y fuese ella con la que me iba a casar. Las demás, también estaban muy bien. -Hola, ¿Qué os trae por aquí? –Pregunté a Marisa. -JAJAJAJAJAJAJA Lo mismo que a ti. –respondió. -Vienes a alguna boda. -JAJAJAJAJAJAJA Siii, a la tuya. -Pero… Si no os había dicho nada. -JAJAJAJAJAJAJA Qué torpe eres. Venimos de parte de la novia. -¿Sabéis quién es? -JAJAJAJAJAJAJA –La carcajada fue general, excepto Ana, que solo sonrió. -Por supuesto. ¿Tú todavía no? No te preocupes, que ya falta poco. En ese momento, ...
    ... llegó el abogado y estábamos saludándonos cuando nos llamaron para entrar a la sala. Mientras las mujeres terminaban de hablar con el abogado, nosotros entramos para ir a nuestros sitios. En la sala había numerosas sillas ordenadas en filas y separadas por un pasillo de entrada. Había cuatro más al frente, delante de un pequeño estrado. Uno de mis amigos me acompañó hasta mi sitio, sentándome en el centro y dejando a mi derecha dos sitios libres, sentándose mi amigo en la de mi izquierda. Si no hubiese estado sentado, seguramente me hubiese caído al suelo cuando Ana se sentó a mi lado y Marisa al otro. Ana contenía la sonrisa, pero para Marisa era imposible. Aunque intentaba ocultarlo, se le escapaba de vez en cuando, y en todo momento, su cuerpo no dejaba de agitarse. Me volví ligeramente, para encontrarme con que Marta y Sonia estaban igual que Marisa. Estaban sentadas en el lado del pasillo detrás de la novia, y el abogado detrás de mí. Apareció el Juez, echó su discurso, nos hizo las preguntas de rigor, preguntó si llevábamos anillos. Yo dije que no. Ni lo había pensado. Pero el abogado se acercó he hizo entrega de un par de anillos nuevos. El de ella, le iba perfecto, el mío se me caía si no lo sujetaba. Por fin, nos declaró marido y mujer y firmamos los papeles. A la salida, las mujeres nos echaron arroz y como no sabía el por qué, me explicaron que era una costumbre para atraer la suerte y la abundancia a la nueva pareja. De ahí fuimos a tomar unas cervezas y descubrí ...
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