1. LA PEQUEÑA DIOSA DEL SEXO, SEGUNDA PARTE


    Fecha: 29/06/2018, Categorías: Hetero Autor: leo.leoncio, Fuente: SexoSinTabues

    LA SEGUNDA VEZ CON HILDA,... INOLVIDABLE Después de ese último encuentro con Hilda, (el cual me había dejado loco), esperé impaciente su llamado pero, pasados dos meses, ya había perdido toda esperanza. Cierta tarde, en medio de una Reunión de Maestros, me llegó un whatsapp: era una foto de Hilda, de pie y desnuda en una playa desierta: “Juntémonos mañana en el parque, a las 6 pm, me pasas a buscar y nos vamos a tu casa … quiero hacerlo a solas contigo, te espero" El corazón me dio un vuelco y la alegría me invadió. Volvería a estar con ella, esta vez solos, para gozarla a mi antojo. Arreglé todo para quedar libre a las 6 pm del día siguiente, lo que incluyó decirle a mi novia que no vaya a verme en ese rato. A dos horas antes del encuentro, llamé a la niña para confirmar la cita, e Hilda lo hizo. Quince minutos antes de la cita, el Director del colegio, me dió un trabajo extra, impidiendo mi cita con la niñita. No imaginan la rabia y la frustración que sentí en ese momento, pero no podía hacer nada. Llamé a Hilda para avisarle la mala noticia, y ella me avisó que estaba frente a mi casa (gentileza de mi amigo Juan, quien le dio la dirección y la llave). Le dije que, si gustaba podría entrar a la casa y descansar, porque yo iba a tardar al menos 4 horas más. Ella me regañó un poco, pero se quedó dentro de la casa. Cuatro horas después, cansado y fastidiado, llegué a mi casa y dentro de ella encontré a mi novia, Camila. Le pregunte que hacía allí, si le había pedido que no ...
    ... fuera. Cami se sonrojó, tartamudeó muy nerviosa, me pidió disculpas y se despidió, yéndose de la casa, casi corriendo, cosa que me extrañó mucho. Al entrar a mi dormitorio, lo encontré muy desordenado, con toallas tiradas por aquí y por allá, las ventanas abiertas de par en par y las sábanas todas desordenadas. Al pensar que había sido Hilda la que había dormido en mi cama, me aterré al pensar que Camila se había topado con ella. Corriendo fui en busca de la cámara y, con pánico, descubrí que no estaba en su lugar sino en otro lado. Temblando de miedo, me puse a ver la cinta. En ella se mostraba a Hilda, recién llegando al dormitorio, tendiéndose en la cama y prendiendo el TV. Poco después sonó el timbre, Hilda salió a abrir y al volver ví, aterrado, que la seguía Camila. _”Si, había quedado de juntarme con el profesor aquí porque me daría clases extras de matemáticas, estoy a punto de perder el año por culpa de ese ramo, pero me avisó que no podía venir porque le tocó trabajar horas extras”, le explicaba Hilda a mi novia, con un tono neutro y totalmente calmada, cosa que ayudó para convencer a Camila. Ambas comenzaron a charlar sobre mí, riéndose de mis defectos, de mi trabajo como maestro novato, de cómo las chicas me coqueteaban y sobre otras cosas. Entre la conversación noté que Hilda comenzaba a mirarle el cuerpo a Camila, y no la culpaba. Aunque era menuda para sus 25 años, tenía una piel con un bonito tono bronceado, una largo cabello trigueño oscuro muy rizado, unos ojos ...
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