1. Historias (IV)


    Fecha: 01/07/2018, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me acerqué hacia ella y tomándola del pelo hice que empezara a mamármela, aunque flácida ella la toma con los labios y poco a poco con dulzura consiguió que se fuera poniendo dura, la saque de su boca y dándome la vuelta hice que chupara el culo, ella obedeció con entusiasmo, después de unos besos a mi ano, empezó a meter la lengua, un placer nuevo e inesperado se apodero de mí, ante mi asombro deseaba ser follado, ella se dio cuenta pero no dijo nada, mi polla estaba dura y tiesa, me volví y se la metí en la boca hasta la campanilla, seguía con las manos en la espalda, solo utilizaba la boca y sus labios, fue una mamada genial me corrí entre jadeos. Ana bebió mi leche con avaricia tomé su cara y la levanté, vi en sus ojos la suplica para que la calmara, hice caso omiso, decidí que se correría solo cuando yo quisiera, la envíe a la ducha, saldríamos a dar una vuelta. Estaba contento, había puesto de manifiesto mi autoridad, Ana seria también mi esclava, de confianza pero mi esclava, solo haría de Ama cuando me apeteciese. Creo que ella también lo entendió así pues se fue a la ducha sin la más mínima protesta. Todavía quedaba mucho camino, tendría que planear como llevarla a la sumisión completa, tenia que conseguir apagar el fuego de furia de sus ojos. Pasamos el día de tiendas, recorriendo Las Vegas, Michelle hacia las veces de cicerone, aunque me trataba con respeto que marcaba su condición de esclava, era una persona jovial, alegre y buena conversadora. Ana y Michelle ...
    ... parecía que se conocían desde hacia tiempo pues se comportaban como dos buenas amigas. No parecía haber indicios de que eran las dos mis esclavas aunque pude notar que Michelle le gustaba ser también esclava de Ana. Después de un día agotador, comimos en una hamburguesería, por la tarde fuimos a indicación mía a un sex-shop, necesitaba comprar ropas sexy, de cuero, mordazas, pinzas etc., durante la compra hacíamos bromas sobre las mordazas de bola, eran de cuero negro que se probaron Ana y Michelle, también cogí algunas publicaciones sobre sado, Ana se encapricho por un arnés con una polla doble de plástico con un embolo, cuanto mas se empujaba para un lado mas sobresalía por el otro, también eligió una serie de penes de distintos tamaños y formas, yo tome un juego de conos para el culo. El dueño de la tienda hizo el negocio del siglo con nosotros. Sobre las seis de la tarde volvimos al hotel, Michelle quiso cargar con los paquetes, se lo impedí, quería ser nuestra sirvienta. No deseaba que mostraran su condición de esclavas en publico, salvo que yo lo ordenara, así que llamé a unos mozos que vaciaron el coche de los múltiples paquetes llevándolos a la suite. Por la noche Michelle nos llevo a un restaurante donde servían una carne deliciosa, la acompañamos de varios tipos de ensaladas y cervezas heladas. Durante la comida y la sobremesa intente saber algo de Michelle, ella se mostraba recelosa sobre su vida privada, al fin nos contó que era de un pequeño pueblo de Michigan, que ...
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