1. Ahh, lujuria! (III: 1. Entrando en confianza)


    Fecha: 03/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... a decirle cuando separó su boca de la mía. Mamá, está tu mamá ? preguntó, sorprendido. Sí, ven conmigo. Espera ! me pidió, tomándome del brazo y tirando hacia atrás, antes déjame darte otro beso, princesa (me volvió a partir la boca mientras metió mano, excitándome). Me gustan sus besos así que se lo permití y el tuvo el tino de no hacerlo muy largo; nos separamos, vino tras de mí, entramos al comedor de diario y los presenté. Un cuadro surrealista fue: Alberto, en bañador y camisetilla, se acercó a mamá, vestida de calle, se arrodilló ante ella y tomando su mano se la besó como en los viejos tiempos cortesanos, diciéndole "no sabe cuánto gusto me dá, reina" y yo, casi en pelotas, mirando la escena muerta de risa. "Diana es tu nombre, cierto ? preguntó mi amante apenas levantado; ¿no te importa que te trate de vos ?; estábamos por desayunar, cómo lo quieres tú ?; lo de reina va en serio, Diana, tu sabes que tu hija es mi princesa"; la conversación rápidamente se hizo simpática. Le acerqué el café a madre - sentada a la mesa pero girada hacia Alberto - y luego el doble a Alberto que permaneció de pié apoyado contra la mesada justo enfrente de mamá y me acerqué al lado de mi amante con mi pocillo en mano. Alberto pasó su brazo tras mi cintura, abrazándome fuertemente, y luego descendió osadamente su mano levantando mi camisolín y deslizándola luego por dentro de mi pantaloncillo, por delante, hasta alcanzar con el extremo de sus dedos el borde de mi pubis, a la vista de mamá. ...
    ... Me revolví un poco inquieta pero su abrazo era poderoso, pero mientras, la conversación seguía animada, con Alberto repartiendo lisonjas hacia mí y hacia mamá y explicando el pequeño cambio de planes que originó su llegada sorpresiva a casa. Hacia mediatarde y ante mi risueña pregunta Alberto confesó que había urdido la trampa confiando en mi inocencia, pero... no nos adelantemos. ¿ porqué no nos sentamos ?, invité tratando de encontrar una buena excusa para zafar de su abrazo que ya me estaba empezando a producir efectos no deseados (¿no deseados?), tras lo cual nos repartimos alrededor de la mesa. Mamá, Alberto a su derecha a noventa grados (la mesa es pequeña y cuadrada) y yo frente a madre. Mientras conversaba con ambas hábilmente pero con la vista en mamá, Alberto hacía correr su mano por sobre mis muslos, haciéndome finas cosquillas y provocando mi risa. Tali, basta ya !!, le dije cuando me dí cuenta que mis pezones comenzaban a erguirse. Cómo es eso de Tali ? preguntó mamá, lo cual liberó más risa y en ambos, en mí y en Alberto; mejor no lo sepas, mamá, alcancé a contestar. Aquí me doy cuenta que faltan dos datos: Alberto me dice cariñosamente "chumi", como diminutivo gracioso de chumino, porque según él mi conchita es muy estrecha y la palabreja esa, chumino, me resulta muy... chévere, aunque no sea de lo más común usarla por éstos lares sureños. Y lo de "tali" viene de tallo, esa otra palabreja que hace juego con chumi y que ustedes saben a qué se refiere. Y por eso ...