1. Victoria, mi jefa


    Fecha: 04/07/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Durden, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Claudio, soy de Argentina y quisiera contar como se volvieron las mujeres maduras mi más grande fetiche sexual. Hace un tiempo, yo me estaba mudando a la capital, vengo de una ciudad costera y quería empezar la facultad aquí por el tema de las oportunidades y demás, así que con la venia de mis padres, y un poco de ayuda económica de mis abuelos conseguí instalarme en un departamento de dos ambientes en el centro, pero como no me gusta ser un mantenido, y bastante habían hecho por mi decidí buscar un trabajo acorde a mi vocación, que es el derecho, así que siguiendo como sabueso a un primo de mi madre logre contactarme con él y en parte por cariño, la ayuda que le había dado mi abuelo y la casualidad, logre entrar de cadete en una oficina de abogados, uno era Javier, y la otra era Victoria. Una mujer seria formal, parecía casi fría y distante al principio, alta, rubia de ojos claros, en sus treinta y tantos años, siempre de una elegancia impecable, con trajes que resaltan cada una de sus curvas que se adivinan bajo su ropa. Había conocido a Javier a los 22, mientras estudiaba en la facultad, y se habían casado, el tema es que él es mucho mayor así que si ella ahora debe contar con 38, él debe tener 55 o 56, así que la pareja trabajaban juntos desde hace mucho tiempo, tenían un hijo de más o menos mi edad y parecían felices. Cuando estallo el tema del corralito, la presentación de amparos judiciales se volvió enorme, todos los ahorros retenidos de la gente y los ...
    ... reclamos hacían que hacer trámites judiciales se volviera una tortura, yo que en ese momento estaba de cadete “sirve café –corre, ve y dile” no daba a basto para atender todos los tramites que debía realizar así que empecé a pasar más tiempo con Victoria ya que esta me pasaba a buscar temprano por mi casa para dejarme en las oficinas en las que debía realizar los trámites, y me pasaba a buscar a la hora del almuerzo, si los había finalizado me alcanzaba hasta mi casa y si no se entretenía conmigo para hacerme más leve el tormento. Así que teníamos una relación bastante buena y a partir de ese tiempo compartido se afianzo, y nos volvimos más apegados, yo en ese ínterin la miraba como la esposa de mi jefe una bonita mujer pero nada más. Hasta que un día me paso a buscar temprano a la mañana para la misma rutina de los últimos días, pero cuando subo al auto noto que ella había estado llorando. Era una imagen desconsoladora, ella que siempre iba con la cabeza en alto, muy segura, verla así con los ojos rojos, aferrada al volante, y con continuos sollozos entrecortados saliendo de esos labios rojos de tanto mordérselos, me dejo destruido. Le ofrecí que manejaría en lugar de ella, y acepto así que me puse al volante y de camino me detuve en un café, me miro y me dijo: - que haces mira que vamos a llegar tarde! - no me importa perder una horas más pero vos me vas a decir que te pasa o como mínimo te tomas un café y te despejas. -le dije. –pero no... - nada -le conteste- vos no estás bien ...
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