1. El joven que me enseñó a amar a otro hombre


    Fecha: 30/09/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    En aquellos días que comenzaron a pasarme, los acontecimientos que hoy les relato, tenía yo unos pocos años y era muy ignorante...eso sí, encontraba que lo varones como yo me gustaban, pero por su rostro, su pelo, su cuerpo definido sin camisa...por que aun, yo no sabía nada de sexo. Vivía mi vida tranquilo, de la casa a la escuela cercana, y viceversa, iba y venía caminando. Era un chico delgado, definido, pero de fuertes piernas y de un trasero ancho, nalgas redondas y duras, pues me la pasaba corriendo bicicleta y caminando. No me atraía eso, de estar encerrado viendo TV o jugando juegos de Play Satation, todo el tiempo. Uno de mis hermanos mayores llegó un día con un amigo, y yo me quedé impresionado con aquel joven, por su belleza masculina y su físico. El joven se dió cuenta de mi turbación y que no le quitaba los ojos de encima, así que cuando mi hermano no lo veía, me sonreía y se agarraba el bulto con su mano, sobándose. Yo no entendía por que hacía eso, pero la naturaleza del cuerpo, no engaña; pues me sentía que me recorría un calor por el cuerpo, por mi espina dorsal, que me llegaba a mi virginal esfínter y paraba mi pene. Ya en la escuela había sentido rosar mi trasero, por compañeros de clase, cuando hacíamos filas, para el Comedor Escolar y se empujaban unos a otros jugando, pero había uno mayor que le gustaba frotar su pene vestido, por encima de las nalgas de uno. No niego que eso me gustaba y me quedaba quieto, como ignorándolo. Un día estaba yo caminando ...
    ... por una solitaria vereda de dónde vivía, cuando Manuel que así se llamaba el amigo de mi hermano, me llamó para preguntarme por él. Le dije que no sabía dónde estaba y él me invitó entonces a buscar guayabas a un árbol que había entre los matorrales, que se erguían alrededor de un riachuelo cercano. Yo ingenuo me fui con él y cuando llegamos al árbol de guayabas, comenzó a rozar mi trasero cada vez que me decía: Mira tumba esa guaya tú, entonces se me pegaba, bajaba y agarraba el ramo del árbol, restregandome su pene bien duro entre mis nalgas y a mi me gustaba eso, pero estaba muy nervioso y mi corazón se me quería salir del pecho. Aquel joven ya tendría unos 17 años aproximadamente, pero era alto y de un cuerpo bello, desarrollado. Comenzó de repente a hacerme movimientos como si me estuviera cogiendo, pero vestidos y yo le pedí que me dejara, que me soltara. Manuel respiraba agitadamente y me decía, "vamos a meter, vamos, nadie lo va a saber, yo se que te gusto" Al ver mi cara de asombro y terror, me soltó, me dijo que no dijera nada a nadie y me explicó que era el sexo, lo que él quería de mi, etc. A todo esto nos sentamos en el suelo, en la falda del árbol y me puso mi mano en su su dura verga, yo no la retiré, entonces luego de sobarle el pene por encima de la ropa, Manuel se lo sacó, era enorme (era el primero que veía de alguien más grande y estaba bien parado) blanquísimo, la cabeza como un hongo, roja y babiante! Se la sobé muchísimo, él me dirigía en como hacerlo, ...
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