1. Regalo de Navidad


    Fecha: 01/10/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... me quité la blusa dejando al aire mis senos. Los pezones estaban duros y mientras ellos se apoderaban de mis tetas yo seguía moviendo mis manos alrededor de sus penes. Juan se colocó detrás de mí y mientras acariciaba mis pechos desde atrás, Alfredo comenzó a subir mi falda dejando al descubierto mis piernas enfundadas en medias color tabaco. Se agachó y comenzó a besarme las piernas mientras con una mano bajaba mi panty. Finalmente quedé sólo con las medias. En ese momento lo único que pensaba era que había nacido para eso, me sentí una puta y solo esperaba a que se decidieran a penetrarme, pero ellos parecían tener mucha experiencia pues hábilmente hacían crecer mi deseo. Llegó un momento en que me fue imposible seguir callando mis ansias y sin pensar en los riesgos dije: "Háganme lo que quieran...cójanme" Sin embargo ellos continuaron con el manoseo sin hacer caso de mi solicitud. Repetí mis palabras pero ellos siguieron indiferentes. Sin comprender por qué actuaban así me separé de ellos y me recosté sobre el sillón mostrando mi sexo, con las manos separé los labios vaginales invitándolos a poseerme pero aún con eso permanecieron inmóviles mirándome con una mirada de superioridad. No pude más y les supliqué, les rogué para que terminaran con lo que habían comenzado. Sólo entonces Juan pareció reaccionar, vino hasta mí y de un sólo movimiento metió hasta el fondo su estaca. Comenzó a moverse haciéndome sentir la mujer más dichosa del mundo. Se movió así durante unos ...
    ... minutos y le cedió su lugar a Alfredo, pude comparar el calibre y la longitud de los dos. Alfredo me colocó de lado y mientras continuaba su trabajo, Juan se sentó y puso su sexo a unos cuantos centímetros de mi cara. La tentación era muy grande y abrí los labios para apoderarme de su enorme masa de carne. Así estuvimos unos minutos hasta que Juan se levantó. Caminó hacia mi trasero y Alfredo se salió de mí. Entendí que querían cambiar de posición y como una perra en celo me puse en cuatro patas. Juan acercó su cara a mis nalgas y comenzó a morderlas mientras sus dedos entraban y salían de mi conchita. Poco a poco sus caricias orales llegaron a mi ano y empezó a meter la lengua dentro de él. Mientras tanto sus manos seguían jugando con mi vagina. Una vez que tuvo los dedos perfectamente lubricados, comenzó a meterlos dentro de mi culito también, Alfredo mientras tanto movía su pene dentro de mi boca mientras me tomaba por los cabellos. El goce que sentía en ese momento era tal que no me di cuenta cuando Juan dejó a un lado sus caricias y lo siguiente que sentí fue un dolor tremendo en mi ano. Quise gritar pero Alfredo me tomó con más fuerza por los cabellos y sólo pude emitir un gemido mezcla de placer y de dolor. Aunque el dolor no cesaba me moví con más fuerza disfrutando al máximo. Entonces Alfredo se separó y se acercó a Juan. Algo le dijo y se deslizó por debajo de mí. Nunca creí que algún día experimentaría algo así. Alfredo colocó el pene en mi conchita y me penetró. ...