1. Siempre me calentaron los viejos (3)


    Fecha: 13/07/2018, Categorías: Gays Dominación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Don Benito, que seguía aferrándome por las muñecas, tiró de mis brazos y me hizo caer boca abajo en el sofá cama, para después empezar a sobarme las nalgas: -Al piso, dejemos descansar a don Ernesto, ¡al piso y en cuatro patas que voy a culearte! Obedecí inmediatamente, disfrutando de esa postura que me gusta mucho más que sentarme sobre la verga, porque me hace sentir un perro, una mascota. ¡Ay, sí, eso me siento, un perro! ¡La mascota de don Benito! Bueno, lo cierto fue que lo vi embadurnarse su hermosa polla con vaselina y apoyarme la punta en mi orificio anal y metérmela muy rápido, de un solo envión, favorecido porque seguramente la verga de don Ernesto me había dejado el culo abierto. Esa vez ni siquiera sentí ese dolor inicial, fue placer desde el principio. El viejo me sujetaba por las caderas e iba cambiando el ritmo de sus embates, a veces más rápidos y otras veces más lentos, pero siempre me metía la verga bien adentro, hasta hacerme sentir sus huevos contra mis nalgas. ¡Qué linda sensación! Los dos jadeábamos, él más fuerte y con un sonido casi animal. Yo por momentos lo alentaba: -Ay,sí, don Benito, así… ¡asíiiiiiiii!... Él cada tanto me daba un chirlo y me decía con voz ronca de calentura. –Qué tremendamente puto eres, Jorgito… ¡Qué puto eres! Esos chirlos fueron una deliciosa revelación para mí… ¡Me encantaron! Fue ésa la mejor culeada que me había dado don Benito desde que yo estaba en sus manos. Él seguía bombeando y dándome chirlos y yo ardía con el pene ...
    ... bien duro, las nalgas calientes y un tremendo deseo de masturbarme. De pronto se corrió en medio de un rugido y yo sentí su leche en lo más hondo de mi culo. Cuando el viejo se retiró de mi cuerpo, mis brazos y mis piernas se aflojaron y caí de costado en el piso mientras él, tendido de espaldas, trataba de normalizar su respiración agitada. Al cabo de un momento me atreví a pedirle permiso para ir al baño a masturbarme, pero me lo negó: -Todavía no, niño, antes vas a hacernos una buena mamada y a tragarte toda nuestra lechita… -Sí, don Benito, lo que usted diga… -contesté sumiso y resignado. La promesa compensó, en parte, la angustiosa tensión que me tenía apresado por completo y rogué poder mamar esas vergas lo antes posible. Por fin, después de un rato que me pareció interminable, don Ernesto se sentó en el borde del sofá cama respondiendo a una indicación de don Benito, que se sentó a su lado. -¿Cómo seguirá la función, amigo? Porque mire usted cómo estoy… -dijo el visitante señalando su verga bien erecta. -Pues la función seguirá con Jorgito haciéndonos una buena mamada… -fue la respuesta de don Benito, que de inmediato me ordenó: -aquí, putito, aquí de rodillas y a chupársela primero a la visita, y te tragas todo, ¿te enteras?... -Sí, don Benito, voy a hacer lo que usted quiere… -murmuré cada vez más sumiso y desplazándome sobre mis rodillas me ubiqué ante don Ernesto y su hermosa verga, que apuntaba hacia el cielorraso. Antes de metérmela en la boca estuve lamiéndola un ...
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