1. Grabando a la sirvienta (2)


    Fecha: 15/07/2018, Categorías: Hetero Autor: astaroth, Fuente: SexoSinTabues

    ... sobrehumano para mantenerse de pie, pues tras aquel intenso placer, todas esas sensaciones se multiplicaban en ella. “Ay, ay, espérate joven, no tan recio! Despacito!” felizmente había logrado mi cometido, aquel orgasmo la había dejado tan sensible, que cualquier roce la enloquecía. “No siempre me estás diciendo que me apure? Ahora resulta que te gusta despacito” y efectivamente bajé un poco el ritmo, pero seguía siendo mucho más de lo que podía soportar. “No me des tan duro, que no aguanto, es en serio” y ciertamente sus piernas parecían abandonarla en cualquier instante, de manera que me detuve por completo. “Sale pues chula, entonces tú escoges qué tan duro quieres, mátate sola” y dicho esto la sujeté de la cintura, sin hacer ningún otro movimiento. No de muy buen agrado, comenzó a hacer un suave movimiento de adelante atrás mientras suspiraba un poco. A ratos trataba de acelerar el paso, para después regresar a un ritmo más calmado mientras yo no tenía que hacer más que disfrutar. Cuando sentí que ya no podía más, la sujeté con fuerza, empujando hasta asegurarme que ni un milímetro de mi erección había quedado fuera mientras disfrutaba de aquel orgasmo, que ella misma, aunque fuera a regañadientes, me había provocado. Su interior se sentía caliente y estrecho, todavía sin recuperarse por completo y quizás incluso ya se había venido una vez más; le di un par de embestidas fuertes pero lentas, acompasadas a los chorros de semen que brotaban con fuerza de mi miembro. ...
    ... Por un momento me hubiese gustado no llevar condón y haberla llenado de leche, pues hubiera hecho aún más interesante lo que seguía. “Ufffff! Qué rico coges Tere, me cae que así nos vamos a divertir mucho al ratito. Pero por lo pronto tú síguele, ya no te interrumpo” Dicho esto salí de ella, chorreando todavía los restos de su orgasmo que me limpié sobre sus nalgas y le acomodé la tanguita en su lugar, asegurándome de pegarla contra su intimidad, y de que el hilo se metiera entre sus cachetes tanto como fuera posible. Le bajé la falda, le acomodé la blusa y le di un par de nalgadas, como diciéndole que por el momento ya estaba satisfecho “Cómo crees que así! Voy a cambiarme” “Qué cambiarte ni que nada, así como estás síguele, si no, no vas a acabar” “Es que estoy llena toda de… y ésta cosa se me está pegando” “Qué tiene, así merito. Y para que no tengas malas tentaciones aquí te voy a estar echando ojo” Soltó un suspiro de resignación, al darse cuenta de que no tenía más opción que continuar con su quehacer, mientras yo la vigilaba. Me senté en una de las sillas a observarla y verdaderamente era todo un espectáculo, pues era evidente que no estaba para nada cómoda usando la tanga, y menos aún con los restos de su orgasmo pegados a su entrepierna. Mientras limpiaba, de cuando en cuando se llevaba la mano a su trasero, tratando de acomodarse el hilo o de sacárselo un poco, cosa que evidentemente nunca conseguía, pues al poco rato hacía un nuevo intento. En cuanto a mí, aquel ...
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