1. Quise jugar con él, y él termino jugando conmigo


    Fecha: 22/07/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Caí sola como una tonta en sus brazos. Hola a todos los lectores. Me llamo Yolanda, pero me dicen Yoli, soy cajera de un supermercado en un pueblo de la provincia de León. Tengo 50 años, soy rubia, un metro sesenta, ojos color marrones claros, me conservo muy bien, me cuido mucho, soy casada y tengo 3 hijos. A pesar de haber tenido 3 hijos, se que tengo un buen cuerpo, los hombres se dan vuelta a mirarme, cuando estoy en la caja donde trabajo, noto como me miran y me dicen cosas, mas de uno de invitó a tomar un café, pero yo me hago desear, les sigo el juego hasta donde yo quiero. Mis compañeros de trabajo siempre me dicen algo, ya que ando muy provocativa. Me considero el centro de atención de todos los hombres. Al pueblo se mudó un hombre argentino hace poco, es el tipo mas bohemio que he visto en mi vida, con pañuelo a la cabeza, barba hasta el pecho, se viste de una manera tan des prolija que todos lo miran, pero él los ignora, él está en su mundo. Tiene muchos tatuajes, a mi me encantan, yo tengo algunos también, pero los de él son todos demoníacos, como diría mi madre, jajajaja, unos enormes aros en sus orejas, visto bien, es todo un personaje. Cuando lo vimos por primera vez, fue la comidilla de todas las chicas del súper, él va hace sus compras y se marcha, casi sin decir nada. Una tarde estaba en la caja cuando viene, me toca cobrarle, saludos de cortesía, pero le empiezo a buscar conversación, me sentía mal que me ignore, me molestaba, "nunca viene con su mujer a ...
    ... hacer las compras?", le dije, endulzando mi voz, "no, no tengo mujer", me dijo con su clásico acento argentino, me gustó su voz, "solito en casa", le dije mirando sus intensos ojos verdes, que no me había dado cuenta los ojos tan lindos que tiene, me miró, sonrió, guardo sus cosas y se fue. Huy que mal me sentí, como podía ser que no quiera hablar conmigo. Así cada vez que venía, yo quería sacar algo que decir, pero sus respuestas siempre eran secas, simpáticas pero secas. Su forma de comportarse conmigo me estaba molestando, ya que no caía como todos los otros en mis redes, que notaba como siempre hacían la cola mas larga para decirme algo, este argentino pasaba olímpicamente de mi. "Como es tú nombre?", le pregunto, siguiendo con los jueguitos de seducción, "Eduardo", simplemente me dijo, "a que te dedicas Edu?, yo soy Yoli", le dije, "si, ya leí tu nombre en el cartelito", guardo sus cosas y se fue. Como me puede ignorar ese tipo, pensaba yo, para mis adentros. Otro día que vino seguía con el mismo juego, "no me haz dicho en que trabajas", le dije con voz de mimosa, ya que no había nadie en la caja, mirando sus ojos y sonriendo, "que ojos tan hermosos", le seguí diciendo, "gracias, crío y vendo animales exóticos", me dijo, mientras guardaba sus compras, "no te haría falta una gatita mimosa?", le dije, cogiendo una de sus manos, con la escusa de estar ayudando a guardar sus compras, "ya no sos una gatita, sos una gata vieja y con experiencia", me dijo, cogiendo sus compras y ...
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