1. Entre-acto. Combate


    Fecha: 25/07/2018, Categorías: Dominación Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... llegando más lejos de lo que pensaba e Ivien resbaló cayendo a la tarima, me miró sorprendida, le hice un gesto de que se levantara, la mano derecha vacía pero la izquierda estaba oculta, no debía mover el brazo, el dolor era insoportable. Se levantó y anduvo despacio en mi dirección, quedó frente a mí y me dijo. Mi señor te hace un regalo, yo, tus amenazas le dieron que pensar cuando desapareciste, eres mi amo ¿Qué ordenas? Ve junto a Tillia. Si amo. Iqción mantenía la vara apoyada en la tarima, su largo imponía, pero no se movió y miró al tercero, entre ambos cambiaron varias miradas sin abrir la boca, pensaba si atacarían a la vez y Dabbles dio dos pasos en mi dirección, se detuvo en el borde que marcaban las bolas, mi mano derecha estaba llena de polvos de talco, y la descubrí levemente, se detuvo. Hay un detalle importante que yo había pasado por alto, los gritos del ciego, y que nadie hacía nada, esperaba que Lord interviniera, pero no, seguía mirándonos con poco interés, pensé si Tillia le había informado de mis armas. El ciego miraba al techo sujetándose los párpados. Y quizá fuera la causa de que Dabbles se lo pensaba, tenía que acercarse por tanto estaría en la misma situación que Occon. Y una exclamación de la grada hizo que levantara ligeramente la cabeza, vi sus botas, retrocedía andando de espaldas y lo más sorprendente es en esos momentos dejaba la barra de hierro en su marca y se alejaba hacia la salida, hubo gritos y abucheos. Antes de abandonar combate, se ...
    ... volvió y me hizo un gesto con la mano y gritó “Esta no es mi guerra”, y la penumbra le hizo desaparecer de combate. Giré levemente mi cabeza inclinada en dirección Iqcion, seguía con la misma postura. Me daba cuenta que dudaba, pensaría que sería ese polvo blanco que estaba en suspensión junto a mi mano derecha, oculta, luego miró a la tarima, hasta donde había llegado el vidrio, el decir que era lo que tenía en los ojos, daba que pensar y ese farol era muy importante, mantuve la posición, tenía el hombro y brazo dormidos. Dejó la vara en la tarima haciendo ruido, levanté la cabeza, Icqion anduvo en mi dirección despacio, se detuvo junto al último naipe descubierto, era un comodín. Ese comodín había tirado al suelo a su regalo, se agachó cogiéndole y me miró. ¿Qué cartas llevas? Superan al solitario comodín. ¿Qué daño tendría? Tus ojos sangrarían. ¿Y si ataco con los ojos cerrados? Tendrías rotas las rodillas, tengo el bate a mano. No debes cerrar los ojos. Sonrió dejando con cuidado el comodín donde había estado. Eres un ventajista, como la vez anterior, juegas con cartas marcadas. Espero te agrade mi regalo, desde aquel día ha sido mimada, nadie la ha tocado, disfrutarla y está limpia. Y se alejó dando zancadas, cruzó su marca y salió de la pista de combate, el silencio se podía mascar. Miré por encima de mi hombro y les hice gesto a las dos que se acercaran, no podía ponerme en piel, estaba a punto de perder el conocimiento. Les hablé al oído, entendieron y Tillia me dijo ...
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