1. Entre-acto. Tu vida y mi muerte


    Fecha: 27/07/2018, Categorías: Dominación Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... estuvo volcado. Olvidas a esa golfilla que me asaltó junto al coche. Esta golfilla te estaba muy agradecida por haber salvado la vida de mi padre. Cuando llegó el coche reparado se hizo un ensayo, y se demostró que sin tu ayuda, ellos no hubieran podido sacarle. ¿Cómo supisteis de mis movimientos dentro del coche? La grabación de la cámara de tráfico, pocos instantes de que el coche volcara, la cámara se fijó en el vehículo siniestrado, y el zoom hizo su trabajo, dentro se movía una sombra, tu. Volvamos al principio, no admito nada y él se empeña que debo aceptarlo. ¿Cómo lo ves? Silencio por su parte, sentí como en su vagina algo se movía. ¿Qué hacemos, hablar o follar? Vayamos a un rápido, un polvo rápido carente de todo. No es lo que quiero. Es lo que hay, mi cerebro es un caos y tú vas a tu bola, presiento el peligro y mis armas de represalia me preocupan, pueden hace más daño de lo que pienso, y sigo diciendo que el responsable es tu padre. ¿Te falta mucho para correrte? – Obstinación en el tono. Tu misma, cabalga como dijiste antes. Esto es una chapuza inmunda – Dijo acelerando sus movimientos. Primero es alterar su estrategia, pienso que estarían los tres de acuerdo, por tanto en cuanto se movieran de sus posiciones, lanzar al suelo y en su dirección pequeña bolitas de acero o de lo que encuentre, eso hará que detengan su ataque para pensar, si deciden seguir avanzando, lanzar naipes encima de la bolas, de nuevo detendrán su avance, de esa forma podré evaluar cual ...
    ... llegará primero, es decir, que me pondré a su alcance. Segundo, valorar su arma, y yo estimar el tercer señuelo, si es el del puñetazo, lo tengo claro, polvo de cristal y devolver golpe, pero esto no lo puedo estimar ahora. Yo pensaba en lo que estaba por llegar, con el vidrio de las botellas pensaba machacarles hasta conseguir un fino polvillo brillante, guardarlo en un bolsillo preparado para ello, serían tres bolsillos, uno para el verde, otro para el marrón y otro para los polvos de talco, este último en realidad era una forma de engaño, pensarían que desaparecería y no sería así, era para el tercero, ese que me regala a una esclava, quizá el más dudoso, y pudiera ser que cuando viera que les ocurría a los otros dos, se lo pensaría, esa es una baza, un farol por mi parte. Por otro lado, Tillia iba a ser utilizada, y seguro que no le iba a gustar, pensaba tenerla desnuda detrás de mí, y que se moviera, incluso unos cascabeles sujetos a su vello púbico y pezones. Y llegó el momento, ella se movió despacio, supe que se daba cuenta, me mordió la oreja respirando entrecortadamente, yo seguí impasible con mi pensamiento. Y poco después terminé, apenas un frustrado gustillo que se convirtiendo en malestar, desasosiego, algo impensable, pero cierto. Es el polvo más ruin que me han echado. Dijo frustrada, abatida y molesta por mi actitud indiferente. ¿Cuánto tiempo llevabas sin follar? – Pregunté contrariado. Me miró en silencio. Tampoco respondió. No me das tregua alguna, estoy fuera ...
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