1. Coincidencias


    Fecha: 04/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... palabra, ya sea porque sus inocentes preguntas tienen respuestas complicadas, ya sea porque te meten en un brete sin ser conscientes de ello. Su madre negó, es tarde, tienes que ducharte, tengo que hacer la cena… Otro día será, respondí, buscando una salida prometiendo algo que sabía que no se cumpliría. Pero el crío insistió, ¿cuándo?, dejándome otra vez mudo. Así que opté por el camino de en medio. -¿Qué te parece si vienes a verme a un partido? –Vale, exclamó excitado. Repitió el cuándo, sin preocuparse de la opinión de su madre. –No sé. Este domingo jugamos en casa. Siempre jugamos a las 12 del mediodía. Se giró hacia su madre, ¿podemos ir, podemos ir? usando la típica cantinela infantil. La mujer asintió, aunque me pareció que buscaba acallarlo y liberarme más que confirmar su presencia en el evento. El sábado a mediodía, llegaba a casa de realizar un par de compras, cuando me lo encontré en mi rellano, excitado pues había bajado los dos pisos corriendo. Por lo que su madre me explicó a los pocos segundos, cuando apareció detrás, desde que me había visto salir por el portal desde el balcón, que estaba asomado a él esperando mi vuelta para bajar a preguntarme dónde jugaba al día siguiente. Les di las señas, despidiéndonos con un hasta mañana que el chaval celebró como si ya hubiéramos ganado el partido. Entrando en el vestuario diez minutos antes de empezar el partido, después de la hora preceptiva de calentamiento, les vi, sobre todo debido a los insistentes aspavientos ...
    ... de Iván, muy cerca del túnel de vestuarios. Sonreí, dedicándole un gesto de OK con el dedo pulgar levantado, mientras Maite me miraba con cara de circunstancias. Varios compañeros me preguntaron por el crío, pues aparte de mi padre, mi único aficionado fiel, no solía traer a nadie más para que nos apoyara. Cuando respondí, un vecino, Germán, el portero, me preguntó por la vecina. Varios se habían fijado en ella, así que su presencia fue la comidilla del pre partido. Afortunadamente, el entrenador lo cortó en seco, pues la charla táctica era lo único importante en ese momento, pero al finalizar el encuentro, en las duchas, tuve que aguantar de nuevo los chascarrillos de mis compañeros. Si no había tenido bastante, la guinda la puso Iván al acabar el partido. Orgullosamente feliz, me cortó el paso cuando salía del vestuario abrazándome contento, felicitándome por la victoria y por el gol marcado, el que nos había dado el triunfo. Media hora después estaba sentado con ambos en un sencillo restaurante de tapas cercano al campo. Normalmente hubiera ido con la mayoría de mis compañeros a comer, pues era lo habitual, pero viendo la excitación del crío que no me soltaba, acabé invitándolos. Maite se negó al principio, no molestes más cariño, pero acabé imponiendo mi criterio. Os invito. Igual como había pasado en su casa, Iván era un torbellino que no se callaba ni debajo del agua, comentándome lances del partido, jugadas, momentos importantes según él, casi con memoria fotográfica, ...
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