1. Las mejores maestras


    Fecha: 26/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    LAS MEJORES MAESTRAS (El relato de cómo, de la manera más extraña del mundo, todas las mujeres de mi familia, mis 2 hermanas y mi madrastra, con el paso del tiempo, pasan por entre mis piernas.. o yo por las de ellas, cada una de ellas por separado, fueron mis maestras en el fabuloso mundo del sexo) Éramos una familia de lo más normal; padre, madre, 2 hermanas y yo. Nuestra vida trascurría apaciblemente de una población y de un país al otro, por el trabajo de mi padre. Mi padre era el típico latino resultón que acabó ligándose y casándose con una Nórdica, una mujer muy jovial y de muy buen ver. La vida familiar y los años pasaban hasta que llegó la fatídica fecha de la muerte de mi madre, a causa de una larga enfermedad. En ese momento, mi padre contaba con 50 años (sinceramente, nadie absolutamente hubiese dicho que tenía más de 40) mi hermana mayor (a la que llamaremos Mónica) 21 años, mi otra hermana; la mediana (a la que llamaremos Conchi) 19 años y yo (me haré llamar Miguel) 18 años. Mi padre era un hombre de carácter iracundo, por lo que no teníamos muchos amigos y los vecinos no tenían por costumbre, meter las narices en nuestros asuntos! A raíz de la muerte de mi madre, mi hermana Mónica, pasó a ejercer las funciones de madre, muy a su pesar. Al ser la mayor y pasar mi padre gran parte del tiempo, fuera de casa trabajando, los 3 hermanos pasamos a asumir todos los trabajos del hogar repartidos de manera equitativa. Lo que en ningún momento pudimos imaginar (yo el que ...
    ... menos) es que a mi hermana Mónica, le aguardaba una tarea que nadie a excepción de mi padre, se esperaba. Tal y como ya he comentado anteriormente, dado el carácter de mi padre, hacíamos todo lo posible para tener todo en orden, recogido y limpio para así contentarlo. Mi hermana Mónica, hacia lo humanamente posible, para que a la hora en que llegase él, mi hermana Conchi y yo, ya estuviésemos en la cama durmiendo. Recuerdo como si fuese hoy mismo, en que una noche, empecé a oír gritos por parte de mi padre y a mi hermana Mónica llorando. Asustado, me levanté de la cama y pegué la oreja a mi puerta. No tenía ni idea de que había podido pasar, no se escuchaba bien la conversación, pero si oía trozos de ella: P- Mónica, dices que me quieres y me prometiste que harías los trabajos de tu madre que en paz descanse, pero no es así!! M- Como que no? Hago todo lo que puedo para que estés contento!! Me cuido de los pequeños y todo lo de la casa, para que no se note la ausencia de nuestra madre!! …. lloros!! P- Pues yo si la noto, y mucho!! Hay cosas que tu madre hacia, y muy bien por cierto, para tenerme contento, porque ella si que me quería!! Y tu dices que me quieres, pero no me lo demuestras….. M- Pero eso no está bien…. No quiero hacerlo, por favor no me obligues…. Durante bastantes minutos, continuo la conversación, las palabras enojadas de mi padre y los lloros de mi hermana Mónica. Al final, atiné a oír lo siguiente: M- Está bien, haré lo que quieres, pero por favor, no grites ...
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