1. Una estadía en Mallorca, el tercer d&iacute


    Fecha: 30/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Sexo Interracial Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Una estadía en Mallorca, el tercer díaAl tercer día volvimos a la playa. Llevaba un bikini negro muy sexy, pero lo usaba para que no me rozara demasiado y no me doliera la vulva, ya que todavía la tenía inflamada de la noche anterior…Un rato después, al igual que mi amiga Helena, me quité la parte de arriba, dejando mis redondas y firmes tetas en total libertad. De repente tuve el presentimiento d que alguien me miraba: era Jorge, el marido de Helena, que no sacaba la vista de mis turgentes tetas.Lo miré como inquiriendo si se le había perdido algo y entonces el caradura me sonrió, miró mis tetas por última vez y después desvió la mirada. Helena estaba tendida boca abajo junto a él, disfrutando a pleno de los rayos del sol.Jorge volvió a mirarme, esta vez directo a los ojos, mientras deslizaba un dedo por la tanga de Helena, que gimió suavemente cuando sintió la penetración de sus labios vaginales. Su marido seguía mirándome descaradamente, mientras metía y sacaba sus dedos de la vagina de mi amiga. Finalmente los sacó, totalmente lubricados con los fluidos de Helena y, siempre sin dejar de mirarme, se los llevó a los labios y los lamió con cara de lujuria.Yo no aguanté más su provocación y le dije a Víctor, también tendido a mi lado, que iba a meterme al mar a nadar un poco.Entré despacio entre las olas, sintiendo cómo la frescura del mar enfriaba mi calentura, especialmente la que sentía entre mis piernas. Comencé a nadar y enseguida llegué a la roca donde había ...
    ... encontrado a mi gigante de ébano el primer día.Caminé hasta la caverna natural donde el negro me había cogido, pero no pude encontrarlo. Un poco decepcionada pegué la vuelta hacia la orilla…Entonces lo vi. Majestuoso, su piel oscura brillando a la luz del sol. Había venido nadando desde el otro lado y ahora caminaba hacia mi desde el mar. Llevaba un bañador diminuto, que parecía reventar bajo la presión de su enorme verga apenas contenida…De repente me sentí un poco tímida, como una colegiala. Me acerqué muy despacio a él y sentí que su mirada me penetraba. Me humedecí en un instante…El negro se acercó y miró mis pechos, lo cual me excitó todavía más.Bajé la mirada y el negro puso una mano sobre mi cadera; mis ojos se clavaron en su verga que, bajo su casi inexistente bañador, se adivinaba como una larga manguera. Me rozó mis pezones erectos con sus dedos y entonces ya no pude esperar más: le toqué la verga por encima de la tela y le supliqué que me cogiera como el primer día.El hombre negro giró y me tomó una mano, guiándome hacia la caverna. Se adentró en un pequeño recoveco de la entrada y allí se quitó el bañador, mostrándome toda la magnificencia de su enorme pija negra.Me hizo arrodillar frente a él y me ordenó que se la mamara. Caí de rodillas con mis labios abiertos y apenas pude la cabeza de esa gruesa verga en mi boca. Rodeé la punta con mis labios y escuché al negro jadeando de placer…Su mano se enredó en mis cabellos y sentí que empujaba mi cabeza hacia esa cosa enorme y ...
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