1. Carmen ¡vaya dilema!


    Fecha: 30/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Infidelidad Autor: Nuggets, Fuente: CuentoRelatos

    ... mientras ella se dirigía hacia una mesa, era aún más preciosa de lo que me imaginaba. Tendría entre 40 y 45 años, mediría unos 160 cm., cabello liso de color caoba hasta los hombros, ojos grandes marrones con un brillo especial, nariz fina acabada en punta seguida de unos labios bien proporcionados pero muy carnosos. Llevaba una blusa amarilla aunque sin ser demasiado ajustada se le intuían unos buenos pechos y un vientre sin ser plano tampoco con demasiada "panza". Unas caderas anchas terminando en culito que parecía un caparazón de tortuga. - Embobado! Me saco de mi trance, era la madre de David. - Que? - No la mires tanto que la vas a gastar. Ja! Ja! - No la miraba estaba pensando en mis cosas. - Si! Si! Como mi hijo. Mientras hablábamos la diosa caoba se acercó a la barra. - Hola Carmen, un café con leche? - Marchando Patricia. Se giró y cuando se disponía a ir a su mesa Carmen, una mujer simpática pero a veces un poco bocazas le dijo. - Con mucha pena te voy a tener que prohibir la entrada. - Como! Pero porque? Se volvió a girar hacia la barra sorprendida. - Porque tienes a todos los hombres embobados mirándote y dejan de consumir. Ji! Ji! - Ya será menos. Dijo Patricia - Que no, sino mira a Juan, me señalo. Yo no sabía dónde meterme de la vergüenza solo pude mirarla, ella hizo lo mismo y por primera vez vi aquella impresionante sonrisa. Tras unos segundos mirándonos volvió hacia Carmen. - No creo que un jovencito así se pueda fijar en una vieja como yo. - Ja! Ja! ...
    ... Rieron la dos. Ahora estaba apoyada en la barra, no pude contenerme a fijarme en ese redondo culazo. Tenía que coger el toro por los cuernos, me decidí a hablar. - No creo que sea una vieja, eres una mujer en la flor de la vida y que cualquier hombre, incluido yo, se fija. Ambas dejaron de reír y me miraron incrédulas de lo que había dicho. Después se volvieron a mirar sin decir nada. La cafetera empezó a sonar e hizo que Carmen contra su voluntad se alejara. - Muchas gracias! No todos los días me dicen cosas tan bonitas que a una le alegran el día. - Solo digo la verdad eres una mujer de bandera. - Patricia aquí tienes el café. Interrumpió Carmen. - Gracias Carmen. Me volvió a mirar, me derretía esos ojos y labios. Cogió el café se giró y se fue hacia su mesa meneando las caderas de manera muy sexy. Antes de sentarse me volvió a mirar. Mientras ella se tomaba el café yo no podía dejar de mirarla o más bien admirarla. Al cabo del rato se levantó, recogió su bolso y con la taza del café en sus manos se encamino hacia la barra, yo un poco tímido intente no mirarla. Deposito la taza en la barra y se dirigió hacia la salida pero pasando delante de mí le sonreí y ella me la devolvió. - Adiós! Guillandome un ojo. - Adiós preciosa, espero que nos volvamos a ver. - Estaría encantada! Mientras seguía hacia la salida. Aquella mujer no caminaba, levitaba como los ángeles. En cuanto se cerró la puerta solté - Ufff! Que mujer! - Otro como mi hijo, pero que tiene? Volví hacia la barra Carmen ...
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