1. Mi vecina Mari. 3.Viernes noche en su casa


    Fecha: 31/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Fetichismo Autor: xavimysk, Fuente: CuentoRelatos

    ... colgando frente a mi cara. -Trae aquí esa polla tan deliciosa- Dijo a la vez que cogiéndola con la mano la restregaba contra su coño y la apuntaba directa a la entrada de este. Entonces, lentamente y con los ojos cerrados en un gesto de concentración, dejo caer su pesado cuerpo ensartándose mi verga por completo quedando sentada sobre mí. -Joder Mari, que gusto, que caliente y húmedo tu coño. Lentamente comenzó a cabalgar sobre mi polla y en pocos segundos el ritmo era suficientemente intenso como para que sus generosos pechos botasen arriba y abajo de forma prácticamente hipnótica. Lance mis manos hacia ellos intentando agarrarlos, pero ella me las sujeto y entrelazando sus dedos con los míos las uso como riendas de su montura. Sentir su peso sobre mi cuerpo mientras mi polla chapoteaba en su coño se convirtió en algo realmente delicioso. Cuando finalmente ella considero oportuno se inclinó hacia adelante con lo que sus colgantes tetas quedaron al alcance de mi boca que rápidamente se dispuso a manar de sus pezones mientras ella rodeándome con sus brazos me susurro al oído. ...
    ... -Quiero que me llenes el coño de leche ahora. La nueva postura me permitió ser yo quien ahora marcase el ritmo de la follada y envalentonado por sus palabras comencé a penetrarla con un ritmo frenético sin otro objetico que correrme en sus entrañas mientras chupaba y lamía sus gloriosas tetas. -Joderrrr, voy a correrme en tu coño Mari, voy a llenarte de leche justo como tú quieres. -Sí, hazlo inúndame el coño con tu leche mmm. -Ummm, me corro, me corro- Los chorros de leche comenzaron a brotar de mi polla estallando contra las paredes de su coño mientras las paredes de su sexo se apretaban en espasmos contra está. Casi me ahogo entre sus tetas mientras me vaciaba en su interior y cuando finalmente recobramos el control de nuestros cuerpos ella descabalgó tumbándose en la cama junto a mí mientras ambos recobrábamos el aliento. Aquel fue solo el primer polvo de la noche. Horas más tarde cuando sobre las ocho de la mañana abría la puerta de casa mi madrugadora madre me pregunto: -¿Qué tal se ha dado la noche? -No se ha dado mal, no se ha dado mal Mamá- Si tú supieras- Pensé para mí. FIN 
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