1. La amorosa hija (Parte 11)


    Fecha: 06/10/2017, Categorías: Incesto Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    Estela se quedó sola en casa de su padre poco mas de una hora. Se preparó un substancial desayuno. Les había mentido a su padre y Anne sobre el desayuno con sus amigas. Ya en la mesa, abrió el rastreador de su celular para saber donde estaban. Sintió una sensación de triunfo y alivio al ver la ubicación del automóvil de Tomas: Hotel Paradiso, como a 10 millas de distancia. No había ninguna oficina gubernamental ni nada similar en los alrededores. Los había pillado. Sintió algo como haber ganado el premio mayor de la lotería. De inmediato llamó a Mark. “Querido, están en un hotel”, fue lo primero que le dijo a su esposo cuando éste contestó instantes después de haber ubicado a su hermana y su padre. “Los tengo”. Mark y Estela, como jueces de la Santa Inquisición, compartieron la alegría de haber descubierto a su padre y hermana. Cuando Estela colgó, subió a la mini-van de Anne. Siguiendo las indicaciones del GPS llegó al hotel, pero no pudo ubicar el auto de su padre en ninguno de los estacionamientos, sintiéndose frustrada. Su intención era tomar fotografías para confrontar a su hermana o a los dos. La verdad es que si los hubiera pillado si no hubiera tardado tanto tiempo en salir tras ellos, aunque la pareja generalmente no permanecía más de una hora en su íntimo encuentro. Desesperada, encendió de nuevo su celular, pero no pudo rastrearlos por fallas en la red o algún problema con el equipo. Su enfermiza obsesión de pillarlos hizo que olvidara revisar la carga de la ...
    ... batería la cuál seguramente se había acabado. Golpeó varias veces el volante del coraje. Tomó el otro rastreador y lo puso a cargar en el encendedor del auto y emprendió el regreso. No tenía pruebas, como estaba segura. **************************** “¿Qué es ese ruido novio?”, preguntó Anne en el auto cuando iban caminando para hacer tiempo y regresar a casa. “No escucho nada” dijo Tomás. “Si, mira, pon atención”, insistió Anne. “Es como un timbre de alerta de algo cuando se le está acabando la pila”, dijo. “Viene de aquí adentro del carro”, insistió Anne. “Párate. No aguanto la curiosidad. Es como los celulares viejos, ¿te acuerdas como sonaban cuando se estaba acabando la pila?”. Se metieron al estacionamiento de un centro comercial. Tomás apagó el motor y subieron las ventanas. Segundos después se escuchó claramente la señal. Ambos bajaron del auto. Tomás pudo percibir que provenía de debajo de su asiento. Se agachó y sacó la pequeña caja negra en la cuál solo parpadeaba una pequeña luz roja de varias. La observó unos segundos. Anne se acercó y la tomó de sus manos. La volteó y se percató que se trataba de un rastreador satelital. “¡Esta cabrona, novio!”, dijo muy enojada, “¡le puso un rastreador al carro! ¡es el colmo!”. “¡Nos torció!” exclamó Tomás con tono de gran preocupación. Subieron al auto muy preocupados. Anne copió los datos del aparato y se puso a buscar en Google. “A ver papi. Tranquilo”, dijo después de varios minutos mientras permanecían estacionados. “Es un modelo ...
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