1. Patrizia e Isabel amándose en España


    Fecha: 01/09/2018, Categorías: Lesbianas Erotismo y Amor Autor: Mrs & Mr seduct, Fuente: CuentoRelatos

    ... gacela cálida y agradable que me había penetrado la boca. Mi sexo estaba empapado, el bus era un murmullo. Al bajar Isabel les dijo a los ocupantes: —Que os follen a todos. Habíamos llegado a un parque muy grande y bonito, en el centro del parque había un lago con barcas de remos, El Retiro. Me llevó detrás de un conjunto de arbustos desde donde se veía a la gente tras ellos levemente y me dijo: —Patrizia, bombón; hoy quiero ser tu guía, tu amante, y tu Ama, ¿me dejas? —No sé Isabel, ¿no será algo malo? —Al contrario, lo más bueno que hayas probado. Le dije que sí, y tras esos arbustos me hizo quitarme los pantalones para intercambiar nuestras braguitas, ella se puso mi tanga rosa bajo su falda y yo me pondría sus braguitas blancas de encaje; tenían una gotita de su pis, y antes de colocármelas las olí, olían a Isa, ella al verme oliendo los rastros de su sexo me dijo: —No te las pongas aún, que estás tan mona desnuda de cintura para abajo, sin braguitas ni pantalón, que tengo que hacer algo con ese bollito gordo que tienes, mi zorrita italiana. Se acercó a mí con una mirada felina que derrochaba lujuria. Seguidamente, me apretó hacia a ella con sus manos en mi redondo trasero desnudo y, luego de otro beso, comenzó a bajar. Mis latidos fueron en ascenso e Isabel en descenso buscando disfrutar de mi depiladito y gordito chocho. La bella española colocó su mano en mi conchita y metió dos dedos, provocándome un tímido suspiro. —Estás empapada. ¿Quieres sentir mi traviesa ...
    ... lengua, zorrita? — Sí. -Respondí en un tono de voz bajo y dudoso. — ¡No te escuché! Sé que quieres que te lo chupe, pero quiero escucharlo de tu bella boca. ¿Quieres saber lo que puedo hacerte con mi lengua? — Definitivamente, ¡sí! Isabel sonrió con picardía y clavó sus rodillas desnudas sobre la hierba, colocando su boca a la altura de mi conchita. Sacó la lengua y la paseó despacio por toda la raja, agachándose más, para llegar a la tensa piel entre mi coño y mi ano. Ahí hizo círculos con la lengua, y volvió a mi chocho mordiendo y chupando mis gruesos labios externos, ¡tiraba de ellos con sus dientes!, como una tigresa devorándome. Me hizo darme la vuelta y ponerme de rodillas con el culo alzado en pompa. ¡Que puta Isabel!, y que mandona; agarró del suelo uno de sus zapatos negros con tacón, y con una toallita húmeda que sacó de su bolso, limpió delante de mi cara el tacón de su zapato con esmero, para que yo lo viera; luego me dijo poniendo la palma de su mano junto a mi boca: —Patrizia, mi putita, haz bastante saliva y escúpela en mi mano. —Sí, No rechisté, hice saliva moviendo mis pómulos y de un buen escupitajo la deposité en su mano. Me dio la vuelta para ponerse a mis espaldas, con su mano humedeció mi ano, "con mi propia saliva", después me dijo: — ¡Quieta!, que te voy a meter el tacón de mi zapato, con cuidado. No dije nada, pero sentí como el tacón estrecho de su zapato estaba clavado en mi ano, lo soltó dejando que yo sintiera el peso de su calzado colgando de mi culo, ...