1. Ángel de Florencia (Segunda Parte)


    Fecha: 04/09/2018, Categorías: Incesto Masturbación Autor: VenoMaliziA, Fuente: CuentoRelatos

    Soy un juguete? Un trofeo? Un mapamundi…? Desnuda frente al espejo, miro mi cuerpo. Mi piel está cubierta de hematomas, de marcas de dientes. La herida del costado se aprecia, aunque ya no duele. Él se cuida mucho de limpiarla a diario, de aplicarle esa crema que me recetaron. Me ha mordido de pies a cabeza, por todas partes, salvo ahí. Sigo sin entender mi situación. Es mi hermano, sin duda, pero no le conozco. No se parece al niño que yo recuerdo, simpático y amigable con todos. Apenas hemos hablado desde aquel día, pero me sirve y me cuida como si me hubiese quedado inválida. Se encarga de todo, lo dispone todo, me peina, me viste. Y de vez en cuando, sus manos se vuelven grilletes, manosea, exige. Toma. Soy una muñeca, su muñeca. Hoy estoy sola. Él ha salido, no sé a dónde. Nunca dice dónde va, o cuánto tardará, nunca sé de cuánto tiempo dispongo para mí antes de que regrese. No hay otro juego de llaves, se ha llevado las mías. No puedo salir. Aunque realmente no hay mucho sitio donde ir a estas horas. Intento distraerme con la televisión, pero acabo pensando en lo que me hizo en este sofá. Sólo con eso se me seca la garganta. Jugueteo distraída con el elástico de mis braguitas, pensando en cómo debería recibirle. Quizá si me muestro fría y distante me pregunte qué me ocurre, se muestre cariñoso, me bese la frente y me mime con caricias en el pelo, como en el hospital… O me estampe boca abajo contra el suelo y vuelva a follarme igual de fuerte que la primera vez… La tele ...
    ... sigue a lo suyo, pero me interesa más lo que hay dentro de mis braguitas. Me acaricio despacio, en círculos, jugueteando con los labios, acariciando la entrada de ese lugar que era virgen hasta hace un par de días, antes de introducirme el dedo corazón. Resbaladizo, aunque ni de lejos tanto como con él. Retiro el dedo lentamente y subo hasta mi clítoris, respirando hondo. Poco a poco, me dejo llevar. Recuerdo el cosquilleo del pelo de la pobre Gabriella entre los muslos, lo suave que era su lengua cuando lamía lo que acaricio en este mismo instante. Parece mentira que así y todo, ya no me baste. Me ayudo con la otra mano, y esta vez me introduzco dos dedos mientras la derecha hace lo suyo. Acelerando, empiezo a fantasear con los ojos de Allesandro mirándome desde abajo, con su lengua entrando en mi cuerpo, con el roce de sus dientes. Me corro de inmediato, encendida de pies a cabeza. Y tratando de respirar, le veo mirándome desde el marco de la puerta, con las llaves en la mano y una bolsa de plástico en la otra. Paralizada, veo como cruza el salón a paso tranquilo, suelta la bolsa con cuidado en la mesa, luego las llaves y se encara hacia mí. Busco rápidamente mis bragas, pero a saber dónde han ido a parar. Sonríe y se agacha, apoyando las manos en mis rodillas. Tengo miedo. De verdad. He hecho algo malo, lo he disgustado, esa sonrisa de cocodrilo es fingida, no le puede parecer gracioso. “Y esta bienvenida…?” Me abre las piernas al máximo y hunde el rostro entre ellas. Me ...
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