1. "Hermanas" con derechos


    Fecha: 04/09/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... jamás me hayan dado. Sentí su lengua que buscaba con desesperación la mía, pero yo aún estaba renuente a devolverle el gesto. Comencé a forcejear con ella y cada vez que la tiraba hacia atrás, ella tomaba velocidad y se impulsaba para apretarme una teta o rozar sus dedos contra mis labios vaginales. Cada vez que hacía esto yo bajaba la guardia y ella se acercaba más y más. -Yo sé que te gusto también, sino no hubieras dejado que te acariciara las gomas-me dijo. Sentí que las piernas me temblaban, y como ya no podía levantarme, me deslizé hacia el piso del baño. Ella se inclinó hacia mí y con su rodilla comenzó a frotar mis labios nuevamente. Sentí un calor en el estómago muy inquietante, era como si fuera a despegar ya mismo de ahí, pero no me movía, y la sensación aumentaba conforme ella se iba acercando. El agua de la regadera aún caía sobre nuestros cuerpos desnudos. Ella acercó su cara a la mía, y finalmente le correspondí el beso. Comenzamos a besarnos y a acariciarnos mientras que ella apretaba mis tetas, una a la vez. Cuando terminó de besarme, pasó su lengua por mi húmedo cuello y bajó hasta mi teta izquierda, y jugueteó con su lengua un poco, haciéndome enloquecer. Se sentía tan bien, pero era muy extraño porque ¡era mi mejor amiga! Con la punta de sus dedos comenzó a presionar un poco mi pezón, y fue como si hubiera presionado un botón que me hizo cosquillear hasta la médula espinal. -Yo voy a hacerte sentir genial, apuesto que esto no te lo hacían ni en la ...
    ... secundaria-dijo mientras comenzaba a succionar mi pezón. La verdad yo seguía siendo virgen, vaya, ni siquiera sabía cómo masturbarme, pero decidí no decirle nada porque la vi demasiado comprometida con esa meta. Siguió lengüeteando y jugando con mis tetas y se sentía tan delicioso que me dejé llevar, y comencé a emitir gemidos de placer cerrando mis ojos. Sentí que ella se acercó a mi entrepierna y delicadamente metió su mano en mi sexo, puso dos dedos cerca de mi clítoris y poco a poco fue frotándolos. Yo enloquecí, jamás en mi vida había tocado mi clítoris y ahora ella estaba ahí, como si siempre hubiera sabido dónde tenía que tocarme para que yo vibrara de placer. En estos momentos comencé a retorcerme porque era una sensación nueva para mí, y no sabía las consecuencias que traería, si me orinaría o defecaría ahí mismo, eso fue lo primero que pensé. Liliana debió notarlo porque paró por un momento, y sacando sus dedos me los mostró y me dijo: -Mira hermanita, ya estás toda mojada, ¡eres una pervertida! Me sentí tan sucia en ese momento que me giré como pude para que ella no pudiera verme más. No sabía si dentro de mi inconsciente de placer había hecho algo de lo que pudiera arrepentirme. Sentí que ella se puso de pie y el agua de la regadera se fue acabando poco a poco. Cuando volví a mirarla, vi que tenía en sus manos una regadera pequeña de teléfono, de esas que se conectan a la regadera fija y que puedes mover al gusto. Su cara reflejaba que lo estaba gozando, y yo no sabía si ...