1. aprendiedo a coger y ser cogido


    Fecha: 05/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... lo más profundo posible en la tierna vagina de mi hermanita, sentí como si en mis entrañas se hubiese roto un conducto para dar paso a un borbollón de semen que con la primera oleada también me obligo a lanzar un gemido gutural largo y quejumbroso, luego otra oleada y otra y un sinfín de espasmos que se fueron espaciando, quede como si mi hermanita me hubiese arrancado todas mis fuerzas y me desplome sobre ella. Me acosté a un lado de ella y le dije que la amaba, que me había hecho hombre con ella y que me gustaría que siempre lo hiciéramos, ella me agarro la cabeza y me beso, yo me sentía en la gloria. En eso entro diablillo, y se fue directamente a lamerle su cosita a mi hermana, ella solo gruñía de placer y le decía al perro que la lamiera mas no paraba de lamerme, en cada embestida podía sentir como si su lengua ásperamente llegaba casi hasta su útero. Gabriela me conto lo que sintió en ese momento: Yo quería más, jamás pensé que pudiera gritar tanto de placer o que mi perrito pudiera dármelo; pero así era, tuve un segundo orgasmo justo en el momento en el que embriagada en placer, lujuria y sexo; mi vagina comenzó a contraerse y empapada en sudor quede exhausta en el suelo. Me quise parar y me puse en 4 patas. Aprovechando que quede a gatas, él se montó en mí agarrándose fuertemente con sus patas a mi cadera. Frenético bombeaba queriéndome penetrar, su pené chocaba contra mis nalgas y en una de sus embestidas no tardó mucho en atinarle a mi vagina, y una vez que ...
    ... entro la punta, me la metió completa hasta el fondo, sentí un dolor horrible, como si me destrozara todo por dentro, mis lloriqueos se intensificaron , pero ya no podía hacer nada me había penetrado y en ese momento me poseía como su perra, me cogía de una manera tan salvaje que me arrepentí de todo, afortunadamente para mí el dolor empezó a desaparecer y cuando menos me di cuenta se había convertido en placer. Lo sentía tan rico dentro de mí, que se me olvido el mal rato que pase, en un instante mis sollozos dejaron de ser de dolor para convertirse en gemidos llenos de placer, que salían de mi boca, acompañados de palabras que inconscientemente y a causa del estado en que me encontraba, le decía a mi perro: -¡Ay que rico, que rico sigue perrito, así cógeme cógeme. Los orgasmos no se hicieron esperar, aunque suene exagerado llegaron uno tras otro, hasta sumar tres y en un estado semiinconsciente, no note el momento en el que mi perro quedo abotonado a mí, ni tampoco el momento en el que paso su pata por encima de mi espalda y quedamos mirando hacia lados opuestos del campo, me di cuenta hasta que comencé a sentir como se llenaba mi vientre con un líquido que parecía estar hirviendo, era tanto que sentía como escurría por mis piernas. Pasados unos minutos, me saco la verga y sentí que caía una gran cantidad de líquido que diablillo lamio y después me lamio la cosita de nuevo y me llevo al cielo. Yo estaba asustado por lo que vi pasar, mi hermana estaba con los ojos cerrados ...
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