1. Belzeba II. La señal de la bestia


    Fecha: 03/09/2017, Categorías: BDSM Fantasías Eróticas Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos

    ... hinchado y venoso miembro logra introducirse por completo en el esfínter, hasta que su base choca contra el anillo de carne, dilatado de forma sobrehumana. Belzeba intenta resistirse pero el Empalador la sujeta con fuerza y empuja su cabeza hasta pegarla contra el suelo. Entonces comienza a embestir con fuerza, disfrutando sádicamente de los gemidos de dolor de Belzeba, mezclados con el pegajoso sonido de los grandes y sudorosos cojones del demonio golpeando contra los huevos de ella. Belzeba, excitada pese a todo, siente como su pene inicia una erección que no pasa desapercibida a Alouqua. –¡Será guarra! La muy cerda se está poniendo cachonda. –Te lo dije –contesta Baalzephon exultante. La diablesa se sitúa entonces ante la hija de Lucifer, le agarra por la rubia cabellera que refulge revuelta como una llamarada, y le coloca el rostro en su entrepierna. –¡Vamos! ¡Cómetelo! Belzeba aproxima sus labios a la excitada abertura atravesada por numerosos piercings e introduce su lengua entre los húmedos pliegues. Busca el botón del clítoris y lo lame con maestría, logrando un ronroneante gemido de placer de Alouqua. Ambos demonios, arrastrados por el placer, aproximan sus rostros y comienzan a besarse libidinosamente, enroscando sus largas, finas y bífidas lenguas. Ensimismados en sus sensaciones no se percatan de cómo Belzeba se contorsiona sigilosamente hasta lograr alcanzar con su mano los testículos de Baalzephon, los cuales danzan como aldabas al son de las acometidas de su ...
    ... dueño. Con un gesto los aprieta con fuerza, provocando un gruñido de dolor en el demonio. Antes de que pueda reaccionar Belzeba clava sus dientes en los labios vaginales de Alouqua, y cuando ésta intenta apartarse golpea su coño con la frente haciéndole caer inconsciente. –¡Sácamela! –Ordena a Baalzephon clavando sus dedos en la bolsa testicular. Él obedece extrayendo su polla aún erecta del ano de Belzeba, manteniéndose a duras penas en pie por el dolor. –¡Maldita cerda! –Protesta– ¡Te cortaré la polla por esto y te la haré tragar! –No me digas. Pues por lo dura que la tienes yo diría que te está gustando. Quizás deba darte un poco más. La mano de Belzeba se abre un instante antes de que su rodilla se estrelle con fuerza contra el paquete genital. Baalzephon se dobla sobre sí mismo, quedando de rodillas, con las manos sujetando sus pelotas. Sin darle tiempo a tomar resuello Belzeba da un paso atrás, calcula fuerza y distancia, bascula y lanza una patada aplastando la polla del demonio contra su propio abdomen. Sin aire para emitir siquiera un quejido cae despacio, como a cámara lenta, acabando en el suelo en posición fetal. Belzeba se arrodilla junto a él, aparta las manos del demonio y vuelve a agarrarle los testículos. –Tenías razón. Has logrado ponerme cachonda. Sus dedos estrujan de nuevo los huevos del demonio como si fueran dos frutas maduras, mientras con su otra mano comienza a masturbarse. –Basta –balbucea él con un hilo de voz. –Vamos, vamos –se burla ella–. Tú eres ...