1. Las victimas de Dante: Mi hermano - Por Xeda


    Fecha: 07/10/2017, Categorías: BDSM Autor: Xeda, Fuente: SexoSinTabues

    Una caricia, un susurro y una penetración. Mi próxima victima es mi hermano. Creo que la mejor forma de introducir este relato al lector es presentado a mi amada. La única que de verdad sabe cómo darme placer, la que nunca me falla. Solo tocar su cuerpo blanco y brillante, de perfectas proporciones, hace que mis otros sentidos enloquezcan. Su boca silenciada y susurrante hace del acto un placer inaudible, no emite ruido alguno, el silencio tras acabar te regala un placer silencioso, que nadie más siente, el placer más grande que me puedo producir. Su empuñadura plateada con motivos dorados se adapta perfectamente a mi mano que, con un dedo, acaricia el gatillo a la hora de disparar. Me llamo Dante, tengo 29 años y soy un asesino. No trabajo para nadie. No obedezco órdenes. Elijo a mis presas solo porque me atraen, por pura diversión. Hoy he matado a mi hermano. No distingo entre hombres o mujeres, tan solo les doy el placer máximo antes de que mi amada me produzca el clímax. Me encantan los tríos. Das placer a uno mientras que el otro te lo produce a ti. Mi amada siempre está presente en ellos, siempre acaba el trabajo. Vivo en una ciudad en la que los ricos son muy ricos y los pobres son felices con lo poco que tienen. La policía ha dejado de hacer su trabajo en Grand Town. En las calles se mueven drogas, prostitución, se dan palizas, se producen asesinatos. No tenemos gobierno, no tenemos un Rey. Tú elijes como vivir y cuando morir. Mi hermano es uno de esos ricos muy ...
    ... ricos. Siempre hemos estado muy unidos. Hablábamos, reíamos, compartíamos todo, pero nunca hemos hecho nada… físico, por así decirlo. Tenía ganas de darle placer a mi hermano, de hacerle sentir que un hombre puede darle tanto o más que una mujer. Como ya he dicho no elijo entre hombres y mujeres, solo disfruto. Esta tarde hubo una fiesta en el edificio Gold Royal. Por supuesto, yo no había sido invitado. Era una fiesta de máscaras, algo anticuada para el tiempo en que vivimos. No me hizo falta esconderme entre las sombras o hacerme pasar desapercibido. Tan solo conseguí una máscara, me guarde a mi amada en el bolsillo interior de la chaqueta y me cole en el edificio. Gente ataviada con lujosas ropas, máscaras de oro, adornos más caros que la pintura más valorada. Bebida, mucha comida y lo único que me gusto de aquella horrible estampa: música clásica. No hay mejor regalo para el oído que saber apreciar cada nota de una buena composición. Perderte en sus compases, dejarte llenar con su sinfonía. Encontré a mi hermano rodeado de mujeres que babeaban por él. Todos sabemos que el dinero hace de un hombre un ser atractivo, pero es que encima el siempre había tenido un don para atraer a las mujeres. De hecho, se le podía ver por los bajos fondos de la ciudad utilizando este don para traficar con mujeres. Exacto, a mi hermano le gustaba más una mujer que a un niño pequeño una piruleta. Pero no seria para mí un impedimento. Hasta el hombre más mujeriego puede sucumbir al deseo de otro ...
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