1. En el silencio de la noche


    Fecha: 14/09/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Alvaro G. Suese, Fuente: CuentoRelatos

    La noche se ha hecho dueña de la ciudad. De repente, como de la nada, una legión de sombras fantasmales ha comenzado a recorrer, en lúgubre comitiva silenciosa, las esquinas de las calles dormidas. Un silencio cómplice, elocuente, aprisiona un todo que parece interminable, eterno. A lo lejos, una campana, desgrana tímida, un par de campanadas que no tienen eco en la brisa surgida de poniente. Pienso en ti. Te imagino desnuda, sobre tu cama, soñando con todo lo que pudo haber sido y no fue. Tu piel, suave, se siente acariciada por las largas manos de las sedosas sábanas que te envuelven. Sientes el fuego dentro de tu ser, la pasión que llevas dentro y que reprimes difícilmente cada día, cada noche. Las fantasías, quizás las más sórdidas, cobran vida en tus sueños y un escalofrío recorre todo tu cuerpo desnudo. Tal vez la casualidad fue capaz de conducirnos a un estadio común en la vida. Encontrarnos en un hoy que no tuvo ayer y quizás jamás tenga un mañana. Hemos caminado por las sendas, más o menos tortuosas, del polvoriento camino y nos hemos encontrado en un punto sin retorno. Te he mirado a los ojos buscando respuestas para muchas preguntas, esas preguntas inquietantes que tantas veces nos hacemos, ¿a dónde vamos?, ¿qué buscamos?, ¿qué queremos? En silencio he comenzado a descubrirte, a conocer tus secretos, a ser, casi sin querer, un poco cómplice de tus deseos ocultos, de tus sueños, de tus fantasías. Has comenzado a desnudar el alma para mí y en muchos momentos he ...
    ... deseado que también desnudases tu cuerpo para hacerlo mío aunque solo fuese con el pensamiento. Has alcanzado un momento de la vida, quizás el más crítico, donde las respuestas a preguntas trascendentes se hacen cada vez más perentorias. La vida va discurriendo como esa legión de sombras que pueblan la noche, en silencio, con paso cansino, pero inexorable. ¡Cuántas cosas quedan por hacer!, ¡por conocer! Cuantos sueños incumplidos, cuantos deseos frustrados, cuantos sentimientos se han ido agotando en sí mismos sin encontrar salida a un exterior que cada vez se antoja más irreal, más distante. Te imagino desnuda, con tu cuerpo sudoroso y suave como la seda. Quizás deseo estar ahí, a tu lado, rozándote o simplemente tocándote con mis manos, acariciando tus senos, tu sexo, dejando que tus fluidos se deslicen lentamente por tus piernas mientras tú sueñas con el gran polvo salvaje. Tu cuerpo se retuerce de placer, de deseosa pasión, de sueños húmedos que te transportan a otros estadios cargados de erotismo, de un erotismo sin límites. He saboreado tus secretos, los he tocado con mis propias manos mientras me los contabas. Te noté nerviosa, ruborizada. Sin duda los viejos prejuicios heredados de la formación recibida en tu juventud todavía te retienen evitando que camines sin trabas, sin miedos, sin tabúes. Impidiendo que esa pasión que llevas dentro se exteriorice y sea capaz de volverte loca mientras sientes el irrefrenable deseo de un orgasmo en cálida noche veraniega. Me gustas como ...
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